La inapetencia es un trastorno al que se enfrentan millones de personas en el mundo. Se caracteriza por una falta de apetito que puede ser continua o momentánea.

Este padecimiento puede tener varias causas y acarrear consecuencias graves, según indica el portal Top Doctors, de España. Con frecuencia esta situación produce una pérdida de peso repentina que se traduce en un debilitamiento tanto físico como psicológico, por ejemplo.

Existen razones patológicas, fisiológicas y psicológicas. En el primer caso, la falta de apetito puede estar relacionada con algunos tipos de cáncer, problemas respiratorios, infección por VIH, problemas hepáticos, hipotiroidismo, infecciones intestinales e inconvenientes cardíacos. Esta situación también puede evidenciarse por el consumo de algunos medicamentos, como los indicados para la quimioterapia o algunos antibióticos o intolerancia a algunos alimentos.

Las causas fisiológicas, por su parte, pueden estar relacionadas, por ejemplo, con un embarazo y en el caso de las psicológicas se presentan cuando se experimenta un duelo, depresión, periodos de estrés o de cambio, como rompimientos sentimentales o un nuevo trabajo.

Falta de vitaminas

Sin embargo, este trastorno también puede presentarse por el déficit de vitaminas en el organismo, por ejemplo, algunas del grupo B. El portal especializado en salud Healthline indica que las vitaminas B son un grupo de nutrientes solubles en agua que tienen muchas funciones importantes en el cuerpo.

La mayoría de las personas obtienen las cantidades recomendadas de las mismas solo a través de la dieta, ya que se encuentran en una amplia variedad de alimentos. Sin embargo, factores como la edad, el embarazo, las opciones dietéticas, las condiciones médicas, la genética, los medicamentos y el consumo de alcohol aumentan la demanda corporal de vitaminas B.

En niños, adolescentes o adultos, el déficit de vitaminas B, entre otras cosas, puede causar falta de apetito, además de anemia, debilidad muscular, alteraciones en la piel, irritabilidad y fatiga. Cuando el déficit es pequeño, los síntomas son menores, por lo que siempre es importante consultar a un especialista para que determine la alimentación indicada.

Las vitaminas del grupo B son importantes porque participan en la metabolización de los alimentos, lo que ayuda a que el organismo obtenga energía de ellos.

Las vitaminas B6 y B12, específicamente, aportan al correcto funcionamiento del sistema nervioso central y, también, desempeñan un rol fundamental en la producción de neurotransmisores que ayudan al bienestar psicológico y el estado de ánimo, que al final intervienen en las ganas de comer o no de las personas.

Por otra parte, el déficit de vitamina B1 puede asociarse a la baja de peso, algo muy relacionado con la falta de apetito, mientras que la vitamina B2, al igual que el hierro, participa en la producción de glóbulos rojos, que son clave para que las células reciban oxígeno suficiente.

El consumo de vitaminas del grupo B es clave para evitar la falta de apetito y el desarrollo de afecciones mayores como la anemia. | Foto: Getty Images

¿Cómo estimular el apetito?

Existen diferentes formas para estimular el apetito. Una de ellas es consumir alimentos ricos en nutrientes y vitaminas, especialmente del complejo B. Para las personas que enfrentan este padecimiento a veces resulta difícil consumir las tres comidas al día, por lo que ingerir pequeñas porciones de alimentos ricos en vitaminas B1, B2, B6 y B12 puede resultar saludable.

Las fuentes de vitamina B1 son principalmente carne de cerdo, semillas de girasol y germen de trigo; las de B2 son las vísceras, carne de res y champiñones y la vitamina B6 se puede encontrar en productos como los garbanzos y el salmón. Por último, la B12 se puede obtener de carnes, huevos, mariscos y lácteos.

También es importante realizar actividad física de manera regular, pues esto puede ayudar a estimular el apetito de forma natural. Sin embargo, de acuerdo con los expertos, es muy importante consumir alimentos que aporten calorías para equilibrar las que se queman con el ejercicio.

En el aspecto psicológico, comer en compañía de otras personas también ayuda a estimular el apetito. De igual forma, cocinar en compañía y buscar preparaciones que estimulen la creatividad también puede resultar útil.

Practicar yoga y otras técnicas de relajación o meditación, además de ayudar como ejercicio, colaboran en controlar el estrés y estimular el apetito.