Cuando una persona desea cambiar sus hábitos alimenticios, es retador dejar de comer paquetes o alimentos azucarados. De igual forma, otro desafío es evitar comer en exceso entre los platos más importantes del día.
La variedad de razones para el hambre son infinitas, desde la falta de sueño, la tensión hasta la falta de ejercicio o un mal descanso en la noche, pueden llevar a comer con ansiedad. Esto es aún más fácil en verano, cuando los hábitos cambian y al visitar lugares uno recibe la comida exótica del lugar.
Algunos medicamentos, como corticosteroides, antialérgicos y antidepresivos, también pueden causar cambios hormonales que te hacen comer más de lo normal y te hacen sentir hambre. Básicamente, para tener la sensación del estómago vacío no se requiere mucho esfuerzo.
En ese orden de ideas, el estudio Fisiología del apetito y el hambre dio a conocer algunos consejos para evitar comer por ansiedad. Al ser una sensación que implica experimentar temor, estas recomendaciones van ligadas al modo de poder controlar esas sensaciones.
Encabezando la lista está masticar chicle en las sensaciones de nerviosismo. Hacerlo diariamente reducir mil calorías de la dieta mensual. La razón es que el dulzor conlleva a una reacción en la que la ansiedad se calma, lo cual implica que el flujo sanguíneo hacia el cerebro se normaliza para permitir actuar con cabeza fría.
Por otro lado, el desayuno es crucial a la hora de evitar las comidas no deseadas. Al ser la primera de día, no puede ser tomada a la ligera.
Los expertos aseguran que entre la variedad de productos, se requiere descartar aquellos que tengan grasas o azúcares añadidos, debido a que son de mayor asimilación por el organismo y, en consecuencia, la sensación de hambre se intensifique antes del medio día.
La tercera recomendación va de la mano con el anterior. En este caso, la sugerencia es adicionar estevia a la dieta diaria en vez de contenidos azucarados. Este endulzante natural, mucho más dulce que el azúcar, pero con cero calorías, regula los niveles de glucosa en sangre y la presión, reduce la ansiedad por comer y evita la acumulación de grasas.
Otro alimento destacado para el hambre son los cacahuetes y nueces. Un puñado de estos productos al día aportará grandes cantidades de niacina y vitamina B3, dos compuestos que impiden la sensación de insomnio y ansiedad.
Buena parte de esa niacina se pierde si los cacahuetes se cuecen. Los expertos señalan que son buenas contra el nerviosismo gracias a sus ácidos grasos omega-3. Comer tres o cuatro nueces ayuda a bajar la presión cuando hay una punta de estrés.
Así como hay alimentos que ayudan, también están aquellos no recomendados. La investigación asegura en su informe que el café o la gaseosa son productos que hay que apartar, debido a que activas a altos niveles el cuerpo, lo cual genera que el desgaste energético sea mayor.
En cambio, se puede acudir por un vaso de leche o jugo de tomate, por el hecho que ayudan a calmar el hambre y prolongar la sensación de saciedad.
El picante también se recomienda para tener el estómago lleno. Al interior del chile hay una sustancia conocida como capsaicina, la cual reduce la sensación de hambre y aumenta el gasto calórico. Este proceso interino es conocido como termogénesis, dado que se libera mayor calor al cuerpo para sentirse saciado.