La Organización Mundial de la Salud precisa que la demencia es un síndrome, que inicialmente se destaca por la pérdida o deterioro de la memoria, afectando el comportamiento, y por ende, la calidad de vida de una persona, siendo el Alzheimer la forma más común, donde los casos alcanzan hasta un 70 %.
La Clínica Mayo explica que el Alzheimer es considerado un trastorno neurológico que se complica con el paso de los años y se debe a la atrofia que experimenta el cerebro.
Entre los signos que más se destacan de esta enfermedad son el olvido de información relevante para la persona, como los nombres de los más cercanos o conversaciones que tuvo con ellos, en los que su memoria se ve afectada. También un paciente con esta enfermedad puede experimentar depresión y ansiedad.
Aunque el centro especializado asegura que el Alzheimer no se puede prevenir, existen algunos hábitos que mitigan el riesgo de este tipo de demencia, en los que se encuentran: la realización de ejercicio regular, el control de la presión arterial y el colesterol alto. Incluso un plan de alimentación saludable donde las grasas saturadas no son protagonistas, pero la dieta mediterránea, sí puede ser favorable.
La falta de estas vitaminas puede causar demencia y pérdida de memoria
Lo anterior lo corrobora el estudio “Dieta mediterránea y sus efectos benéficos en la prevención de la enfermedad de Alzheimer”, liderado por Arnoldo Miranda, Carolina Gómez-Gaete y Sigrid Mennickent, donde se determinó que en los años sesenta, quienes vivían cerca del Mar Mediterráneo mostraban índices bajos de enfermedades cardiovasculares, por lo que se asoció con la alimentación y su estilo de vida.
El mismo artículo nombrado define este plan de alimentación como aquel en el que las verduras, los cereales, las legumbres y el aceite de oliva son relevantes, mientras que el consumo de carnes rojas y de grasas malas es mínimo.
Es así cómo concluye que una buena alimentación como la dieta mediterránea puede disminuir el desarrollo de Alzheimer y otras enfermedades crónicas, aumentando la longevidad.
No obstante, Nutri-facts.org, asegura que el déficit de vitamina B12 puede participar en la pérdida de la memoria, mencionando en un informe, una investigación realizada en los Estados Unidos, que determinó que la ausencia de este nutriente se ve relacionado con el bajo funcionamiento cognitivo.
La investigación consistió en un análisis entre pacientes con altos y bajos niveles de vitamina B12, donde cuatro años después se observó el resultado de evaluaciones cognitivas, concluyendo que los pacientes con poca vitamina B12, tenían un bajo rendimiento cognitivo y una desmejora en la memorización. De ahí, que tal y como lo menciona el estudio, las mínimas concentraciones de vitamina B12 incrementan el riesgo de atrofia cerebral.
Entre los síntomas por falta de esta vitamina se encuentran: pérdida inexplicable de peso, fatiga, debilitamiento muscular, palpitaciones y entumecimiento en los pies y en las manos.
Lo mismo ocurre con la ausencia de vitamina B6 que es un nutriente hidrosoluble que el cuerpo no puede almacenar que, cuando no se encuentra en el organismo puede causar confusión, irritabilidad, neuropatía periférica, depresión, entre otras, según MedlinePlus.
Los alimentos que la contienen —según la enciclopedia médica—, son: el banano, las legumbres, los garbanzos, el salmón, el atún, las nueces, entre otros alimentos.
Por su parte, la Biblioteca Cochrane en una publicación corrobora lo anterior, precisando que la deficiencia de vitamina B6 es común en los adultos mayores, por lo que su función cognitiva se ve afectada al igual que su estado de ánimo.
Finalmente, se recomienda consultar con un profesional de la salud para incluir alimentos ricos con esta vitamina y mitigar el riesgo de alguna enfermedad que dañe la función cognitiva.