El hígado graso es una de las peores condiciones de salud existentes; no tanto por los síntomas que acarrea, sino por ser el detonante de patologías graves. Además, su desarrollo es fácil, lo cual hace que cualquier persona esté vulnerable ante sus efectos.
¿Qué se entiende por hígado graso? Los expertos de MedlinePlus apuntan que esta enfermedad corresponde a la acumulación de grasa en el hígado. Puede reflejarse por razones alcohólicas y no alcohólicas.
Cabe mencionar que el hígado es el órgano más grande del cuerpo, siendo responsable de ayudar a digerir correctamente los alimentos, almacenar energía y eliminar toxinas.
El licor, ciertos malos hábitos alimenticios y enfermedades adyacentes son las causas responsables del hígado graso. En consecuencia, los tejidos se terminan deteriorando con facilidad, por lo que se termina obstaculizando la descomposición de alimentos y aumenta el desarrollo de sustancias dañinas.
Esta condición es una condición bastante común en las personas y uno de los elementos relevantes en su cuidado radica en la alimentación, según los expertos de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP). En ese orden de ideas, los especialistas realizaron una lista con los productos que hay que comer.
Como punto de partida, es necesario tener en cuenta que hay alimentos bloqueados para la dieta, tales como aquellos hechos a base de fructosa, el cual es un tipo de azúcar presente en algunas frutas, miel y vegetales. Una rutina alimentaria rica en este compuesto contribuye a que la grasa se acumule con creces en el hígado.
Del mismo modo, conservar una dieta alta en grasa saturada favorece el desarrollo de hígado graso, por lo que hay que evitar el exceso de carnes rojas y alimentos fritos. En cambio, está demostrado que el consumo de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, como el aceite de olivo, el aguacate y el salmón disminuyen la cantidad de grasa en el hígado e incrementa la vida del órgano.
Por otro lado, indican que es relevante evitar la ingesta de alimentos entre comidas. Uno de los pilares para aliviarse de esta enfermedad, es importante bajar de peso para acelerar el metabolismo. Por lo cual, las meriendas terminan siendo perjudiciales y solo se debe comer en las tres comidas al día.
La dieta mediterránea es la opción ideal para escoger los alimentos. Los especialistas apuntan que esta rutina es rica en grasas monoinsaturadas y baja en carbohidratos. En ese orden de ideas, incluir aceite de oliva, nueces, frutas, verduras, legumbres y pescado.
Las gaseosas, jugos azucarados y cocteles deben estar fuera del menú, debido a que favorecen la síntesis de triglicéridos en el hígado, lo cual termina generando el resultado contrario. En cambio, una bebida destacada es el café, debido a que reduce la acumulación de grasa, reduce la inflamación y alivia el estrés oxidativo.
Varias investigaciones han revelado que el consumo de vitamina C en frutas, vegetales y legumbres se asocia con una menor incidencia de hígado graso. ¿Cuáles son las mejores fuentes de vitamina C?, la papaya, kiwi, frutas rojas, piña, pimientos, brócoli, col rizada y coliflor.
Asimismo, la vitamina D es otro nutriente fundamental para esta enfermedad, por lo que en las tres comidas se deben agregar el salmón, atún, queso y yema de huevo.