Los expertos aconsejan llevar una dieta sana y equilibrada, rica en proteínas, carbohidratos en su estado natural, muchas frutas y verduras, ya que esto puede ayudar a prevenir ciertos tipos de enfermedades a corto, mediano y largo plazo. Un plan de alimentación saludable debe estar acompañado de la práctica de ejercicio físico constante y adecuado para la edad de cada paciente.
Uno de los órganos que más se ve afectado ante la llegada del envejecimiento es el cerebro y una de las enfermedades más comunes entre los pacientes es el Alzheimer. El portal Scielo menciona que esta enfermedad “es la causa más común de demencia en los adultos mayores, afectando al 11% de ellos; la incidencia aumenta con la edad.”
Esta enfermedad es la forma más usual de demencia entre las personas mayores. La demencia es un trastorno cerebral que afecta gravemente la capacidad para que una persona lleve a cabo sus actividades diarias, según explica el portal de salud y medicina Medlineplus.
El Alzheimer comienza lentamente; primero afecta las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Las personas con este padecimiento pueden tener dificultades para recordar cosas que ocurrieron hace poco e incluso pueden olvidar los nombres de las personas que conocen.
Los síntomas con el tiempo empeoran; por eso es indispensable que una persona se encargue de su cuidado de manera permanente. Los pacientes con esta enfermedad pueden no reconocer a sus familiares; además, pueden tener dificultades para hablar, leer o escribir. Pueden olvidar cómo cepillarse los dientes o peinarse el cabello. Más adelante, pueden volverse ansiosos o agresivos o deambular lejos de su casa.
El Alzheimer suele comenzar después de los 60 años; el riesgo de padecer de esta enfermedad aumenta a medida que la persona envejece y cuando más personas de la familia han sido diagnosticadas con este padecimiento.
El medio Scielo indica que una buena alimentación puede estar asociada con la prevención de esta enfermedad. El doctor Gurutz Linazasoro, portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN), le dijo al diario BBC Mundo que “la alimentación es uno de los pocos factores de riesgo de enfermedades neurológicas que está en nuestras manos modificar y controlar”.
En la década de los sesenta se realizó un estudio epidemiológico desarrollado por Ancel Keys, en el que se estudiaron a fondo los aspectos dietéticos y el estilo de vida de las personas. Se demostró que la población que habitaba en las cercanías del mar Mediterráneo presentaba una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, lo cual se relacionó con el tipo de alimentación que llevaban. Es por esto que a partir de ese momento nació lo que hoy se conoce como dieta mediterránea.
Linazasoro enfatiza en que el patrón dietético que más se ha estudiado es el mediterráneo y esto se debe a que disminuye el riesgo de padecer Alzheimer y Parkinson, enfermedades cardiovasculares y obesidad, que indirectamente también incluye sobre la salud cardiovascular.
Este plan de alimentación es rico en verduras, frutas, legumbres, cereales y se usa el aceite de oliva para cocinar; además, en esta dieta se maneja una ingesta baja de carnes rojas y grasas saturadas, un moderado consumo de pescados y huevo, así como se condimenta las comidas con especies de origen natural.
Linazasoro aseguró que también hay alimentos que perjudican la salud de este órgano. “No existen alimentos milagrosos ni dietas milagrosas, pero sí hay los que son enemigos para el cerebro, como la sal, el azúcar y las grasas trans”.