La poliomielitis es una enfermedad infecciosa que es causada por el poliovirus que vive en el intestino, pero también puede llegar al torrente sanguíneo. En la mayoría de casos, esta afección afecta el sistema nervioso central, causando parálisis de los miembros, cambios motores e incluso, puede causar la muerte.

De acuerdo con el portal Tua Saúde, este virus se transmite de una persona a otra por medio del contacto con secreciones como la saliva o por el consumo compartido de agua y alimentos que contienen heces contaminadas. A pesar de que actualmente son pocos los casos reportados de poliomielitis, es importante que los niños, la población más afectada por esta enfermedad, se vacunen contra este virus.

Cabe mencionar que en la mayoría de veces, la infección por polivitrus no suele causar síntomas, pero en algunos casos pueden surgir dependiendo del tipo de poliomielitis. Como tal, esta afección está clasificada en dos tipos, la no paralítica y paralítica.

La poliomielitis no paralítica, también se conoce como poliomielitis abortiva y se caracteriza por generar síntomas como fiebre baja, dolor de cabeza y espalda, malestar general, vómitos y náuseas, garganta inflamada, debilidad muscular, dolor o rigidez en los brazos y piernas, y estreñimiento.

En cuanto a la poliomielitis paralítica, puede ocasionar la destrucción de células neuronales del sistema nervioso central, causando parálisis en uno de los miembros del cuerpo junto con la pérdida de la fuerza y de los reflejos. Tua Saúde indica que en situaciones aún más extrañas, se puede ver comprometida la coordinación motora, dificultad para tragar e inclusive puede ocurrir una parálisis respiratoria, causando la muerte.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que para identificar el poliovirus, en el laboratorio se deben analizar una muestra de heces de cada caso probable y la muestra se debe recolectar dentro de los 14 días del inicio de la parálisis. “Durante el análisis, la muestra se inocula en cultivos celulares en donde el virus puede infectar y replicar. Este virus aislado es posteriormente tipificado mediante ensayos moleculares y pruebas de secuenciamiento genético”.

Ahora bien, cabe mencionar que esta afección no tiene un tratamiento específico, por lo cual, los médicos suelen recomendar reposo y la ingesta abundante de líquidos. Además, también pueden recetar medicamentos como Paracetamol o Dipirona para aliviar la fiebre y los dolores corporales. Para los casos más graves, como la poliomielitis paralítica, se puede incluir un tratamiento de sesiones de fisioterapia para recuperar la movilidad de los miembros.

¿Cómo se puede prevenir?

Para evitar las infecciones por el virus de la polio lo ideal es invertir en la mejoría del saneamiento ambienta, evitando la ingesta de agua no potable e incrementando una buena limpieza de los alimentos que se vayan a consumir.

Del mismo modo, otra forma de prevenir esta enfermedad es por medio de la vacunación. Existen dos tipos, la oral llamada Sabin o inyectada llamada Salk y cuyo modo de administración dependerá del país y de las condiciones en que se encuentre la persona.

Según OMS, la mayoría de las personas vacunadas contra la polio no presentan efectos secundarios. No obstante, la vacuna inyectada, en muy raras ocasiones, ha ocasionado leve enrojecimiento o induración temporal en el sitio de la administración. También han sido descritas reacciones alérgicas asociadas con las vacunas.