El uso de remedios naturales para ayudar a aliviar enfermedades es cada vez más frecuente y uno de los que ha ganado protagonismo es la canela, una especia aromática, muy usada en la gastronomía, a la que se le atribuyen una serie de beneficios saludables para el organismo.

Según la Fundación Española de Nutrición, la canela es una importante fuente de nutrientes y destaca por su contenido en calcio, hierro, zinc, selenio y potasio, además de vitaminas A, B6 y C, fibra y carbohidratos.

De esta especia se dice que tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antimicrobianas, antifúngicas y anticancerígenas, según información del portal de bienestar y salud Tua Saúde.

Como resultado de las mismas, su consumo regular puede ayudar a “proteger al organismo de enfermedades cardiovasculares, a controlar la diabetes tipo 2 y a mantener el peso corporal. Estos beneficios se deben a que la canela contiene una variedad de compuestos fenólicos y aldehídos que desempeñan un papel importante para la salud, siendo el cinamaldehído el componente mayoritario y el responsable del sabor característico de la canela”, precisa la mencionada fuente.

El portal Mejor con Salud asegura que los componentes antioxidantes de la canela tienen un efecto antiinflamatorio que ayuda a reducir el riesgo de enfermedad y cita un estudio publicado en Food & Function, que sugiere que sus extractos orgánicos tienen actividad antiinflamatoria. Esto podría ayudar a aliviar los síntomas generados por enfermedades como la artritis.

“También tiene entre sus componentes unos aceites volátiles (la melatonina y la cumarina), los cuales se cree que pueden tener efectos térmicos sobre el cuerpo que podrían ayudar a aliviar los síntomas de generados por esa enfermedad”, precisa la citada fuente.

Una de las formas de usarla es tomándola sola en infusión en las mañanas o mezclándola con miel, alimento que también es reconocido por su capacidad antiinflamatoria y antioxidante, el cual puede ser útil para la prevención de procesos inflamatorios crónicos.

Para elaborar la bebida solo se debe mezclar una cucharada de miel junto con una cucharadita de canela en una taza de agua caliente y beberlo a la mañana y por la tarde, durante varios días.

Para la circulación

La infusión de canela también puede ayudar a cuidar la salud cardiovascular. Según Tua Saúde, “los componentes activos de la canela, cinamaldehído y ácido cinámico, son cardioprotectores debido a su propiedad antiinflamatoria y a su capacidad de producir óxido nítrico, un compuesto que hace que las arterías se relajen y la sangre fluya más fácilmente”.

Adicionalmente, según la misma fuente, la canela ejerce efectos en el metabolismo de las grasas, por lo que ayuda a disminuir el colesterol total y el LDL, conocido como “malo” y los triglicéridos, reduciendo así el riesgo de que se formen placas en las paredes de las arterias, previniendo enfermedades como infartos o accidentes cerebro vasculares (ACV), al facilitar el flujo de la sangre.

Otros beneficios

Algunas investigaciones han concluido que el consumo de esta especia podría ayudar a mejorar los niveles de insulina en el cuerpo. Esta hormona es la que se encarga de facilitar el paso de la glucosa de la sangre a las células para que estas la conviertan en energía. Este proceso permite regular los niveles de azúcar, en beneficio de las personas que padecen de diabetes.

Adicionalmente, se dice que la canela puede ayudar a perder peso si se consume en el marco de una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio. Mejor con Salud cita un metaanálisis publicado en Clinical Nutrition, el cual encontró que el consumo complementario de canela favorece el control de la obesidad.

Si bien se trata de un producto natural, el consumo de canela tiene algunas contraindicaciones a las cuales se debe prestar atención. Por ejemplo, no es recomendada para personas con diabetes que estén medicadas con insulina, tampoco debe ser consumida por mujeres en estado de embarazo y la canela en exceso podría generar daño hepático debido a que puede potenciar efectos secundarios de algunos medicamentos.