Gracias a las propiedades y aportes que tiene para el organismo, los remedios naturales se han dado paso con el tiempo, siendo recomendados en muchas ocasiones para tratar afecciones o buscar causar un impacto positivo en el organismo.
Estos remedios suelen estar basados en infusiones, bebidas o preparaciones concretas, que a partir de un ingrediente natural, en conjunción con agua u otra base líquida, permite absorber propiedades, las cuales dan beneficio al cuerpo humano si se consumen de manera adecuada durante el día.
Uno de los ingredientes más reconocidos es el ajo, un elemento con gran participación en distintas preparaciones gastronómicas, pero que por sí solo puede ser de gran aporte al cuerpo humano y su cuidado constante.
Se trata de un alimento nutritivo, que contiene minerales como manganeso, selenio, calcio, cobre o potasio y vitaminas B6 y C; tiene pocas calorías y se aconseja incluirlo en el marco de una dieta equilibrada y saludable para potenciar sus beneficios.
Según el portal Healthline, la mayoría de sus bondades para la salud está relacionada con los compuestos de azufre que se forman cuando se cortan, trituran o mastican los dientes de ajo crudo. Uno de los más importantes es la alicina.
Para consumirlo, lo ideal no es tragarlo entero. Lo correcto es machacarlo o, mejor aún, cortarlo en finas láminas y, si se quiere suavizar un poco el sabor, mezclarlo con aceite de oliva, de lino, nuez o coco. El medio digital Business Insider indica que un diente de ajo crudo apenas tiene cinco calorías, brinda 0,2 gramos de proteína y un gramo de carbohidratos.
Una publicación de la fundación estadounidense, AARP, en su página web asegura que hay evidencia que indica que el ajo ayuda a evitar que las plaquetas se peguen y, al promover la buena circulación, previene la formación de coágulos. Esto se debe a los efectos generados por la alicina y el contenido de vitaminas del grupo B.
La fuente citada agregó que para limpiar los vasos sanguíneos es importante asegurarse de incluir bastante ajo crudo en la dieta. Las investigaciones indican que la ingesta regular de este vegetal ayuda a evitar que las plaquetas se peguen, fortalece los vasos sanguíneos y promueve la buena circulación. Esto se debe a que es rico en alicina, compuesto que libera este alimento cuando se corta o se machaca, por ello, la recomendación es no consumirlo entero.
Ahora bien, para obtener todos sus beneficios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere estas pautas: una dosis diaria de 2 a 5 g de ajo fresco (aproximadamente un diente de ajo), de 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, de 2 a 5 mg de aceite de ajo, de 300 a 1.000 mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes de entre 2 y 5 mg de alicina.
A este alimento también se le atribuyen propiedades que ayudan a aliviar problemas respiratorios, gracias a que es expectorante y antiséptico, facilitando la respiración, por lo que su uso es recomendado para tratar gripa, tos, resfriados, ronquera, asma, bronquitis y afecciones pulmonares.
Contraindicaciones del ajo en exceso
Si bien la lista de beneficios es larga, no se debe consumir en exceso. Esto aplica tanto para quienes los ingieren de manera recurrente en condiciones naturales, pero especialmente para aquellos que lo comen en formas medicinales como las cápsulas de ajo y otros preparados.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que es un alimento que, en ocasiones, es difícil de digerir y es por ello que las personas que son propensas a sufrir de reflujo, acidez y otras afecciones gástricas, deben moderar o limitar su consumo para evitar que se irriten las mucosas.
Por último, quienes enfrentan padecimientos relacionados con la tiroides también deben tomar precauciones, pues debido a su contenido de yodo, es posible que este alimento genere complicaciones, pues los productos con este mineral estimulan la secreción de tiroxina, la hormona que la glándula tiroides produce en exceso en las personas que padecen de hipertiroidismo.