El colágeno es la proteína más abundante de nuestro organismo, pero a medida que avanzan los años y el cuerpo envejece, la capacidad de sintetizarlo suele disminuir notoriamente. Por ello, tener cantidades óptimas de esta proteína en el organismo con el fin de prevenir los efectos de los radicales libres y algunas graves enfermedades que afectan la piel.

Frente a este último punto, el portal web Tua Saúde señala que existe un grupo de enfermedades autoinmunes inflamatorias que perjudican el tejido conjuntivo del cuerpo, que es aquel que está formado por fibras, como el colágeno. Se trata de la colagenosis, una enfermedad que suele afectar varios órganos y sistemas del cuerpo, como la piel, pulmones, vasos sanguíneos y tejidos linfáticos.

Hasta el momento no existe una causa clara del surgimiento del grupo de enfermedades autoinmunes que ocasionan la colagenosis. “Pese a que están relacionadas con la activación errónea y excesiva del sistema inmunitario, no se sabe exactamente qué origina esta situación”. Sin embargo, los expertos señalan que pueden existir mecanismos genéticos e incluso ambientales, como hábitos de vida y alimentación, que provoquen estas enfermedades, pero aún falta evidencia científica de esta hipótesis.

En algunos casos también es recomendable tomar suplementos de colágeno. | Foto: Dimitri Otis

A continuación, el portal en mención señala las principales enfermedades de la colagenosis:

Lupus

Esta enfermedad autoinmune es la más común, puesto que provoca lesiones en órganos y células debido a la acción de autoanticuerpos. Suele ser más frecuente en mujeres jóvenes, aunque puede surgir en cualquier persona. Las causas de esta patología hasta el momento se desconocen, pero se conoce que el lupus se desarrolla de una forma lenta y continua, provocando los siguientes síntomas:

Esclerodermia

Hace referencia a una enfermedad que ocasiona la acumulación de fibras de colágeno en el cuerpo, cuya causa aún es desconocida. Principalmente, esta afección ataca la piel y las articulaciones, y también puede afectar la circulación de la sangre y otros órganos internos, como pulmones, corazón, riñones y tracto gastrointestinal.

En cuanto a los síntomas y señales que pueden aparecer, la piel se vuelve más gruesa, rígida, brillante y presenta dificultades circulatorias, las cuales empeoran de forma lenta y progresiva. “Cuando ataca órganos internos, en su tipo difuso, puede generar dificultades respiratorias, alteraciones digestivas y, asimismo, afectar el funcionamiento del corazón y de los riñones, por ejemplo”, indica Tua Saúde.

Síndrome de Sjögren

Otro tipo de enfermedad autoinmune que se caracteriza por la infiltración de células de defensa en las glándulas lacrimales y salivales, dificultando la secreción por parte de las mismas es el Síndrome de Sjögren. Esta patología es más común en mujeres de mediana edad y puede estar acompañada de enfermedades como artritis reumatoide, lupus, esclerodermia, vasculitis o hepatitis. Estos son algunos síntomas que pueden aparecer:

  • Enrojecimiento, ardor y sensación de arenilla en los ojos
  • Dificultad para tragar y hablar
  • Aumento de caries dentales y sensación de ardor en la boca.
  • Cansancio
  • Fiebre
  • Dolores articulares y musculares.

Dermatomiositis

Esta es otra enfermedad autoinmune que ataca y compromete los músculos de la piel. De acuerdo con información de Tua Saúde, cuando afecta solo los músculos, también puede ser conocida como polimiositis. En cuanto a la sintomatología que aparece, es usual la debilidad muscular, la cual es más común en el tronco, dificultando los movimientos de los brazos y de la cadera, lo que genera problemas para ejecutar acciones como peinarse el cabello o sentarse y levantarse.

Esta es otra enfermedad autoinmune que ataca y compromete los músculos de la piel. | Foto: Libre de derechos

Para el tratamiento de una colagenosis, así como de cualquier enfermedad autoinmune, depende básicamente de su tipo y de la gravedad, por lo que es importante acudir a un reumatólogo o dermatólogo, quienes pueden indicar el “uso de corticosteroides, como prednisona o prednisolona, así como el uso de otros inmunosupresores o reguladores de la inmunidad más potentes, como la azatioprina, metotrexato, ciclosporina o rituximab”.