El sistema muscular es uno de los más importantes en el cuerpo, ya que le da sostenibilidad y protege a otras estructuras, como las articulaciones y los huesos.
Para expertos en salud, los músculos controlan el movimiento, de modo que la recomendación general es cuidarlos con una correcta alimentación y la práctica de ejercicio moderado.
Teniendo en cuenta recopilaciones de blog de kinesiología y rehabilitación Kinemed, hay que “preocuparse siempre de adoptar buenas posturas, al sentarse, pararse y acostarse”. Asimismo, dormir bien y “actuar siempre con precaución para evitar accidentes sobre todo desgarros, cortadas y quemaduras” que comprometan la salud muscular.
Cada persona adquiere una contextura muscular, la cual puede ser producto de factores genéticos o hábitos que definen la masa muscular en el organismo. De acuerdo con la revista Hola, “el reparto de la masa muscular ha sido determinado por nuestra propia evolución y necesidades adaptativas para sobrevivir” y su principal función es la de brindar resistencia.
Asimismo, contribuye a regular los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos, mientras almacena proteínas que luego pueden ser aprovechadas en energía para la realización de actividades diarias, como caminar o escribir. Sin embargo, no todos los organismos son iguales y eso significa que algunos no cuentan con músculos sanos y fuertes, dando paso a la aparición de calambres.
Calambres musculares
El sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medlineplus, específica que un calambre muscular “son contracciones o espasmos súbitos, involuntarios en uno o más músculos”. Estos signos son comunes, especialmente en las piernas, pero también pueden llegar a causar molestos dolores.
En la misma vertiente, los especialistas norteamericanos indican que los calambres musculares pueden ser producto de compresión de los nervios, deshidratación, bajos niveles de electrolitos, embarazo, consumo de ciertos medicamentos o falta de vitaminas.
Respecto a la última característica expuesta anteriormente, las vitaminas son esenciales para el organismo, así que se deben potenciar algunas de ellas para evitar la aparición de calambres musculares.
¿Qué vitamina se necesita para no tener calambres musculares?
Acudiendo a información del portal español Consumer, “la falta de minerales, como el magnesio o el potasio, y de vitaminas del grupo B, como la B1 y la B3, suele influir en la intensidad de los calambres musculares. En ocasiones, la revisión de la dieta y la elección de alimentos ricos en estos minerales resultan suficientes para experimentar mejoría”.
Por su parte, Medlineplus comparte que nadie está exento de sufrir un calambre muscular, pero los adultos mayores, las personas con sobrepeso, los atletas, las mujeres embarazadas y, por último, “personas con ciertas afecciones médicas, como enfermedades de la tiroides y nerviosas”, son las más propensas a experimentarlos.
Nunca está de más incrementar las vitaminas esenciales para ayudar a los músculos, es decir, aquellas que pertenecen al grupo B.
¿Qué alimentos tienen vitamina B?
Saber Vivir TV menciona que en esta categoría la carne de cerdo, nueces, naranjas, huevos, uvas pasas y cereales integrales, son productos ricos en vitamina B1. Respecto a otras vitaminas como la B2, esta se puede encontrar en los champiñones, hígado, sardinas, yogur, lentejas y almendras.
En adición, la B3 (conocida también como niacina) está presente en una variedad de alimentos como el pollo, atún, cordero, salmón y sardinas.
Según la plataforma mencionada anteriormente, la niacina ayuda a convertir la comida en energía y entregar glucosa a las células, además de estar involucrada en la generación de colesterol y grasas vitales.
Para finalizar, otra vitamina es la B9 y se puede encontrar en el hígado, las legumbres, aguacate, melón, nueces y tomate, entre otros alimentos, señalan los conocedores del tema alimenticio.