Tener una buena visión es determinante para todas las personas, pues cerca de la mitad de la información que se recibe a diario llega a través de los ojos.
Sin embargo, con el paso de los años, como sucede con muchas partes del organismo, estos órganos van perdiendo facultades y la posibilidad de ver bien comienza a afectarse. Son diversas las afecciones que se presentan y en la lista aparece la sensibilidad a la luz, el ojo seco o la pérdida de capacidad para enfocar, entre muchas otras.
Para mantener una buena visión es clave la dieta diaria y en ella no deberían faltar vitaminas como la A, la E y la C, además de minerales tales como el selenio, zinc, hierro, potasio, calcio, fósforo, sodio y cobre, pigmentos como la luteína y la zeaxantina, y ácidos grasos como el omega-3, el aceite de oliva y el ácido fólico.
Según el portal Óptica Universitaria, de España, la vitamina A ayuda a mejorar la visión nocturna, la E goza de propiedades antioxidantes y la C protege de las radiaciones ultravioleta. Esta última ayuda a evitar problemas como las cataratas, que se originan en la retina o el cristalino, indica este sitio web. Tampoco se debe dejar de lado el Omega 3, el cual está muy presente en el pescado.
Si bien todos estos nutrientes son determinantes, la vitamina A juega un papel protagónico. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos indica que esta ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos, membranas mucosas y piel sanos.
Se conoce también como retinol, ya que produce los pigmentos en la retina del ojo. “Esta vitamina favorece la buena vista, especialmente ante la luz tenue”, precisa la citada fuente.
Según la Asociación Americana de Oftalmología, para ver todo el espectro de luz, el ojo tiene que producir ciertos pigmentos para que la retina funcione correctamente. Cuando hay carencia del mencionado nutriente se impide la producción de estos pigmentos, lo que ocasiona ceguera nocturna.
Los ojos también necesitan vitamina A para nutrir otras partes, como la córnea y sin suficiente cantidad de la misma no se genera la humedad que requieren para mantenerse debidamente hidratados, por lo que se evidencian problemas de resequedad.
La citada fuente asegura que el principal síntoma de la deficiencia de vitamina A es la pérdida de visión y la ceguera. “La pérdida de visión a menudo comienza como un problema de adaptación para ver en la oscuridad, o ceguera nocturna. Las personas con ceguera nocturna no ven bien en la oscuridad, pero pueden ver normalmente cuando hay suficiente luz”, explica.
¿Cómo se consigue esta vitamina?
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos explican que hay dos fuentes diferentes de vitamina A:
- Vitamina A preformada se encuentra en el pescado, en las vísceras (como el hígado), los productos lácteos y los huevos.
- Los carotenoides provitamina A, que se transforman en el mencionado nutriente en el cuerpo. Estos se encuentran en las frutas, las verduras y otros productos de origen vegetal. El carotenoide provitamina A más común en los alimentos y los suplementos dietéticos es el betacaroteno.
En general, esta vitamina puede obtenerse de alimentos como:
- Algunos tipos de pescado, como arenques y salmón.
- Hígado de vacuno y otras vísceras (que también son abundantes en colesterol, por eso se debe limitar la cantidad que se consume.
- Hortalizas de hojas verdes y otras verduras de color verde, anaranjado y amarillo, como espinacas, batatas, zanahorias, brócoli, y calabaza de invierno.
- Frutas, como melón, mangos y albaricoques.
- Productos lácteos, como leche y queso.
- Cereales para el desayuno fortificados.
- Huevos.
Además de la afectación en los ojos, los expertos aseguran que una deficiencia de vitamina A que se prolonga por muchos años puede dar lugar a un mayor riesgo de enfermedades respiratorias (como neumonía) y a infecciones (como sarampión y diarrea).
De igual forma, es posible que cause anemia (un trastorno en el que los glóbulos rojos no suministran suficiente oxígeno al cuerpo). “En los casos graves, el consumo insuficiente de vitamina A puede aumentar el riesgo de muerte”, precisan los Institutos Nacionales de Salud.