El cuerpo humano necesita de 13 vitaminas para funcionar correctamente. Estos nutrientes se obtienen de la alimentación diaria. Por eso, una dieta equilibrada es importante para mantener una buena salud.

Cuando no se incluyen alimentos ricos en ciertas vitaminas, el cuerpo puede presentar un déficit de ese nutriente, el cual puede identificarse por algunos signos o síntomas de advertencia.

La vitamina B12, por ejemplo, es importante para la formación de glóbulos rojos, el metabolismo celular y la producción de ADN.

En algunas personas los niveles de esta vitamina en su cuerpo pueden ser pocos. “Las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana podrían ser propensas a la deficiencia, ya que las verduras no contienen vitamina B-12. Los adultos mayores y las personas con afecciones del tracto digestivo que afectan la absorción de nutrientes también son susceptibles a la deficiencia de la vitamina B-12″ explica Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explica que unos de los síntomas de la falta de vitamina B12 incluyen fatiga, falta de concentración y pérdida de apetito. Otros también son:

  • Diarrea o estreñimiento
  • Falta de energía o mareo al pararse o hacer esfuerzo
  • Piel pálida
  • Sentirse irritable
  • Problemas de concentración
  • Dificultad respiratoria, sobre todo durante el ejercicio
  • Inflamación y enrojecimiento de la lengua o encías sangrantes

En caso de que se tengan niveles bajos de esta vitamina por un periodo largo de tiempo se pueden presentar daños neurológicos, los cuales pueden evidenciarse al presentar los siguientes síntomas:

  • Confusión o cambio del estado mental (demencia) en casos graves
  • Problemas de concentración
  • Psicosis (pérdida del contacto con la realidad)
  • Pérdida del equilibrio
  • Entumecimiento y hormigueo de manos y pies
  • Alucinaciones

¿Cómo prevenir los niveles bajos de vitamina B12?

Se debe tener una alimentación que incluya alimentos ricos en esta vitamina. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) señalan varios:

  • Carne roja magra y pollo
  • Pescado, como bagre y salmón; y mariscos, como almejas y ostras
  • Leche, yogur, queso y sustitutos lácteos veganos fortificados
  • Cereales fortificados
  • Huevos

Anemia

La anemia es una enfermedad en la que no hay cantidad suficiente de glóbulos rojos sanos en la sangre. Estos son importantes en el organismo, pues se encargan de transporta el oxígeno a los tejidos y órganos.

Los síntomas varían según la causa de la anemia. Asimismo, depende de la gravedad de la enfermedad. Algunos de estos incluyen:

  • Fatiga
  • Piel pálida o amarillenta
  • Latidos del corazón irregulares
  • Dificultad para respirar
  • Mareos o aturdimiento
  • Dolor en el pecho
  • Manos y pies fríos
  • Dolores de cabeza

Tipos de anemia

  • Anemia por deficiencia de hierro: es la más común y ocurre porque no hay suficiente hierro en el cuerpo, el cual es importante para la producción de hemoglobina. Este tipo de anemia puede ser provocada por pérdida de sangre, como en la menstruación, una úlcera en el estómago, cáncer el intestino grueso o consumo de analgésicos prescripción médica.
  • Anemia por deficiencia de vitaminas: además del hierro, para la producción de glóbulos rojos es necesario el folato y la vitamina B-12. “Una dieta que carezca de estos y otros nutrientes clave puede causar una disminución en la producción de glóbulos rojos”, detalla la entidad.
  • Anemia de inflamación: algunas enfermedades como el cáncer, el VIH, la artritis rematoide, la enfermedad renal, la enfermedad de Crohn, y otras enfermedades inflamatorias agudas crónicas pueden influir negativamente en la producción de glóbulos rojos.
  • Anemia aplásica: algunos medicamentos, infecciones, enfermedades autoinmunes y exposición a sustancias tóxicas pueden provocar que el cuerpo no produzca suficientes glóbulos rojos.
  • Anemia relacionada con la enfermedad de médula osea: algunas enfermedades como la leucemia y la mielofibrosis pueden provocar anemia.
  • Anemias hemolíticas: ocurre cuando los glóbulos rojos se destruyen a una velocidad más acelerada de la que la médula ósea puede reemplazarlos.
  • Anemia de células falciformes: la casa una forma defectuosa de hemoglobina, la cual obliga a los glóbulos rojos a adoptar una forma anormal.