Hay situaciones diarias que pueden generar nervios y con esto se puede dificultar el dormir o realizar algunas tareas diarias. Además, en ocasiones los nervios pueden generar sensación de cansancio o ansiedad.
Además, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explicó que cuando se siente mareo, la persona puede sentirse aturdida, confundida o desorientada, pero si se siente que el lugar está girando es porque se tiene vértigo y ambas sensaciones pueden hacer que la persona pierda el equilibrio.
Asimismo, explicó que el mareo puede tener muchas causas diferentes: una caída brusca de la presión arterial o estar deshidratado puede hacer que se sienta mareo.
De igual manera, muchas personas se sienten mareadas si se levantan demasiado rápido cuando están sentadas o acostadas, pero también las medicinas pueden causar mareos o problemas en el oído.
Adicional, a veces, el mareo y vértigo puede ser un síntoma de otras enfermedades como, por ejemplo, la deficiencia de vitaminas y según el portal CuerpoMente, podría ser falta de vitamina D, pues de acuerdo con el médico con experiencia en la suplementación con vitamina D, Raimund von Helden, la deficiencia la clasifica “mediante el acrónimo M-A-N-O-S:
- M de Músculo: dolor, debilidad, calambres, temblores y hormigueos.
- A de Adinamia: debilidad, apatía, falta de energía, cansancio permanente y fatiga constante.
- N de Nervios: mareos, trastornos del sueño y la concentración, inquietud, ansiedad, cambios de comportamiento, deterioro de la coordinación e inestabilidad de pie y al caminar. La deficiencia favorece tanto el insomnio como la somnolencia.
- O de Ortostasis: trastornos circulatorios, dolor de cabeza, sensación de frío o de congelamiento en manos y pies.
- S de Skeletal (esqueleto): dolor en huesos y articulaciones que aumenta con el ejercicio, reducción de la masa ósea y huesos dolorosos al contacto”.
De hecho, es importante señalar que los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), explicaron que “la vitamina D es un nutriente necesario para la salud, pues ayuda al cuerpo a absorber el calcio, una de las principales sustancias necesarias para tener huesos fuertes y junto con el calcio, la vitamina D contribuye a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados y débiles y sean más propensos a fracturas. Además, al cuerpo le hace falta la vitamina D para otras funciones. Asimismo, los músculos la necesitan para el movimiento y los nervios para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo. Adicional, la vitamina D es indispensable para que el sistema inmunitario pueda combatir las bacterias y los virus que lo atacan”.
Por tal razón, para evitar la deficiencia de vitamina D se deben consumir pescados grasos, como la trucha, el salmón, el atún y la caballa, así como los aceites de hígado de pescado.
Además, hay muy pocos alimentos que la contienen y por ello, se encuentra en suplementos de multivitaminas y multiminerales. También se puede conseguir en forma de suplementos dietéticos que contienen solo vitamina D o vitamina D combinada con algunos otros nutrientes. Las dos formas de vitamina D disponibles en suplementos son D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol).
Adicional, el consumo de vitamina D dependerá de la edad y el sexo y las cantidades promedio diarias recomendadas en microgramos (mcg) y unidades internacionales (UI) son:
- Bebés hasta los 12 meses: 10 mcg (400 UI)
- Niños de 1 a 13 años: 15 mcg (600 UI)
- Adolescentes de 14 a 18 años: 15 mcg (600 UI)
- Adultos de 19 a 70 años: 15 mcg (600 UI)
- Adultos mayores de 71 años: 20 mcg (800 UI)
- Mujeres y adolescentes embarazadas o en período de lactancia: 15 mcg (600 UI).
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.