La ingesta de frutas y verduras es determinante cuando se quiere cuidar la salud del corazón y, en general, del organismo. Estos alimentos le aportan al cuerpo una serie de nutrientes como vitaminas, minerales, proteínas y fibra que ayudan a prevenir el desarrollo de diversas afecciones.
Son importantes componentes en una dieta saludable y su consumo ayuda a prevenir diversas enfermedades como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes y la obesidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir por lo menos 400 gramos diarios para obtener sus beneficios de salud y nutricionales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que las frutas son alimentos que deben ser ingeridos tanto por adultos como por niños, pues ayudan en el crecimiento y apoyan las funciones corporales y el bienestar físico, mental y social en todas las edades.
Tanto las frutas como las verduras previenen todas las formas de malnutrición como, por ejemplo, la desnutrición, deficiencia de micronutrientes, sobrepeso y obesidad; a la vez que contribuyen para reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles como la diabetes, obesidad y cáncer. La citada fuente asegura que junto con la malnutrición, las dietas poco saludables se encuentran entre los diez principales factores de riesgo de enfermedades a nivel mundial.
Papaya para el corazón
Una de las frutas más indicadas para cuidar la salud del corazón es la papaya. El portal Medical News Today indica que el contenido de fibra, potasio y vitaminas de la papaya ayuda a prevenir enfermedades cardíacas. “Una dieta con más potasio y menos sodio es el cambio dietético más importante que una persona puede hacer para reducir su riesgo de enfermedad cardiovascular”, precisa.
En una publicación de la revista Mejor con Salud, la nutricionista Elisa Morales, indica que el consumo de la fruta madura puede reducir la presión arterial. Cita un estudio publicado en IOP Science, el cual expone que la hipertensión de un grupo de adultos se redujo al comer 200 gramos de papaya al día por una semana. Esto puede deberse a la cantidad de potasio y al bajo sodio que posee la fruta.
En consecuencia, la disminución en la presión arterial puede prevenir accidentes cerebrovasculares, daños en los vasos sanguíneos, insuficiencia cardíaca e, incluso, problemas renales.
Además, el portal de salud Tua Saúde asegura que por tener buenas cantidades de fibra, la papaya reduce la absorción de grasas producidas de los alimentos a nivel del intestino, disminuyendo los niveles de colesterol total y triglicéridos en la sangre, previniendo enfermedades, como aterosclerosis e infarto.
La ateroesclerosis se presenta cuando hay acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las arterias y en sus paredes, a lo que se le conoce como placa, la cual puede provocar el estrechamiento de las arterias y el bloqueo del flujo sanguíneo, generando complicaciones para el corazón, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic. También puede reventarse y formar un coágulo de sangre.
Adicionalmente, la papaya es rica en vitamina A y betacarotenos, compuestos bioactivos con acción antioxidante que combaten los radicales libres e impiden la oxidación de las células de grasas, disminuyendo así el colesterol llamado ¨malo¨o LDL, en la sangre.
Otras bondades de esta fruta tropical
La especialista Morales asegura que la ingesta de papaya puede tratar afecciones digestivas y refiere una investigación publicada en Neuro Endocrinology Letters, en la cual se concluye que un preparado con esta fruta redujo síntomas como el estreñimiento, la acidez estomacal y la hinchazón.
Gracias a esto tiene la posibilidad de aliviar los síntomas propios de la enfermedad del intestino irritable. También, debido a la papaína, su consumo ayudaría a controlar trastornos digestivos como la enfermedad celíaca.
Otro de sus beneficios es que refuerza el sistema inmune. El informe mencionado anteriormente indica que el jugo de la hoja puede mejorar los niveles de inmunoglobulinas IgG e IgM, indica la especialista. “Es más, puede promover el crecimiento de leucocitos, plaquetas y glóbulos rojos. Por eso, refuerza los anticuerpos con los que cuenta el organismo para atacar agentes extraños”.