Una de las sustancias que requiere el cuerpo para tener energía y que todos los órganos funcionen completamente es la glucosa, que también se conoce como el azúcar principal que se encuentra en la sangre y proviene de los alimentos que se consumen, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos.

Como tal, la glucosa es una de las fuentes de combustible preferidas del cuerpo en forma de carbohidratos. De hecho, las personas obtienen la glucosa del pan, frutas, vegetales y productos lácteos, pues se requieren de estos alimentos para crear la energía que les ayuda a mantenerse vivas, indica Healthline.

Sin embargo, aunque la glucosa es indispensable para el cuerpo, lo ideal es regular sus niveles en la sangre, puesto que cuando esto se sale de control pueden tener efectos permanentes y graves en la salud de las personas. Incluso, se pueden padecer graves afecciones como la diabetes, una enfermedad prolongada (crónica) en la cual el cuerpo no puede regular la cantidad de azúcar en la sangre.

De acuerdo con Medline Plus, la diabetes tiene tres tipos: la diabetes tipo 1 que se da cuando el cuerpo no produce o produce poca insulina debido a que las células del páncreas que producen la insulina están dañadas por un proceso inmune y dejan de trabajar. En cuanto a la diabetes de tipo 2 es la más común y se da cuando el cuerpo es resistente a la insulina y no la utiliza con la eficacia que debería.

La diabetes tipo 2 es la más común. | Foto: Getty Images

Respecto a la diabetes gestacional, esta patología se caracteriza por el nivel alto de azúcar en la sangre que se presenta en cualquier momento durante el embarazo en una mujer que aún no tiene diabetes. De esta manera, es importante cuidar los niveles de azúcar que se consumen a diario para no padecer ningún tipo de diabetes a futuro.

De otro lado, una forma de prevenir y a la vez controlas los altos niveles de glucosa en sangre es consumiendo frutas antioxidantes como el ackee o akí, que se encuentra presentes en países de clima tropical, como en la Costa de Marfil, Gabón, Ghana, Burkina Faso, Nigeria, Senegal, entre otros.

Según la revista Mejor con Salud, esta fruta se caracteriza por su forma de pera que aparece en color verde, aunque modifica su tonalidad hacia rojo o amarilla conforme va madurando. Suele pesar entre 100 y 200 gramos y aparece dos veces al año y cuando el fruto está maduro y se abre, este se divide en tres partes. La parte comestible es la base carnosa con forma de cerebro que se forma al interior del fruto, conocida como arilo.

Una forma de prevenir y a la vez controlar los altos niveles de glucosa en sangre es consumiendo frutas antioxidantes como el ackee o akí. | Foto: ackee

Respecto a sus nutrientes, este poderoso fruto contiene vitaminas A, B y C, calcio, hierro y fibra. Sus antioxidantes, que son compuestos bioactivos muy presentes en variadas frutas y verduras, cumplen una función central en el tratamiento de diferentes fisiopatologías, como la hipertensión, el envejecimiento y la diabetes. En cuanto a esta última patología, diversos estudios proponen que el arilo del ackee puede reducir el nivel de glucosa, gracias a su efecto hipoglucemiante. Además, indican que el tratamiento con este fruto es comparable con el de la insulina.

Es importante tener en cuenta que esta fruta se debe preparar correctamente y tener un consumo moderado, puesto que varios estudios han comprobado su potencial de intoxicación. “Esto se deriva de los componentes llamados hipoglicinas A y B, los cuales se encuentran en la fruta inmadura y en las semillas”. Así las cosas, el ackee debe consumirse solo cuando el fruto está maduro y se abre de manera natural, quitando la membrana de la base.

Es importante tener en cuenta que esta fruta se debe preparar correctamente y tener un consumo moderado, puesto que varios estudios han comprobado su potencial de intoxicación. | Foto: ackee