El hígado es uno de los órganos más importantes del organismo, debido a que influye en la alimentación al ser el encargado de digerirlos para absorber nutrientes. De igual modo, cumple la función de almacenar energía y eliminar las toxinas.
Cuando se hace mención al hígado graso, se referencia a una enfermedad relacionada a la falla de una de las funciones del órgano. Los expertos de Medline Plus indican que esta condición genera que la filtración de toxinas no se desarrolla de manera correcta, por lo que se presenta una acumulación de grasa en esa zona. Como tal, hay dos tipos: hígado graso no alcohólico y alcohólico (también llamado como esteatosis hepática).
Los síntomas que se presentan al padece esta condición son: fatiga, dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen, hinchazón abdominal (ascitis), vasos sanguíneos agrandados debajo de la capa de la piel, bazo inflamado, palmas rojas y color amarillo en la piel u ojos (ictericia).
Con respecto a las causas, los expertos de Mayo Clinic señalan que el sobrepeso y obesidad son factores de riesgo para que el hígado graso se desarrolle con normalidad. Asimismo, la resistencia a la insulina, altos niveles de azúcar en la sangre (hiperglucemia) y exceso de grasa (triglicéridos) en la sangre; son otros detonantes para la enfermedad.
Estos problemas de salud combinados parecen favorecer el depósito de grasa en el hígado. Para algunas personas, este exceso de grasa actúa como una toxina para las células hepáticas, lo que causa inflamación del hígado y esteatohepatitis no alcohólica, lo que puede llevar a una acumulación de tejido cicatricial en el hígado.
Bajo esa lógica, la alimentación es clave a la hora de evitar o recuperar el hígado de la acumulación de grasa. Con base al informe ‘Investigación de la Actividad Hepatoprotectora de Citrus’, los cítricos son una gran opción para impedir el desarrollo de hígado graso.
Los investigadores indican que estos alimentos favorecen en la depuración del hígado y fortalecen el sistema inmunitario. La razón fundamental de estos beneficios radica en que estas frutas cuentan con propiedades antioxidantes y gran cantidad de vitamina C; por lo cual genera que sean hepatoprotectores.
Uno de los modos de sacarle provecho a los cítricos es mediante jugos sin adición de azúcares. Entre la variedad de frutos a escoger, la naranja es una de las que mayor contribuciones tiene.
La naranja tiene muchas ventajas por sus cualidades antioxidantes y antiinflamatorias, además de que impide que se acumule la grasa, reduce el colesterol y facilita la digestión. En primer lugar, ayuda a eliminar toxinas, dado que es una fruta de carácter depurativo, lo cual implica que la eliminación de desechos se desenvuelve mejor que en condiciones normales.
Por otro lado, se destaca por el doble efecto que genera en el cuerpo. En primer lugar, es colerético; lo cual no es más que el proceso por el cual la secreción de bilis se aumenta. El segundo es el colagogo, que hace referencia al vaciado de la vesícula biliar. Esto ocurre con la naranja y los cítricos, pero más especialmente en las presentaciones de jugo.
Con respecto a los efectos contra indicadores, la recomendación de los expertos es impedir su ingesta en caso de padecer cálculos biliares, debido a que puede generar el resultado contrario. Es por ello que primero hay que consultar ante un especialista de salud para saber a ciencia cierta si se puede ingerir o no.