Además de ser frescas, contar con una gran cantidad de nutrientes, ser hidratantes y aportar numerosos beneficios para la salud, las frutas cuentan con un sinnúmero de vitaminas que aportan al correcto funcionamiento del cuerpo humano.

En el caso específico de la sandía, cuenta con vitamina A, vitamina C, potasio, magnesio, licopeno y betacaroteno. Para aprovechar cada uno de los componentes de esta, es preferible consumirla cuando esté bien madura.

La sandía cuenta con vitamina A, vitamina C, potasio, magnesio, licopeno y betacaroteno. | Foto: Libre de derechos

La sandia es recomendada por expertos en salud y tiene los siguientes beneficios:

Contribuye a la correcta función cardiovascular, pues contiene citrulina, la cual se transforma en arginina, ayudando a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos y las arterias.

Adicionalmente, beneficia a las personas con interés en bajar de peso, pues contiene un bajo número de grasas y calorías. Funciona consumiéndola de manera regular, cortada en trozos e incluso en diferentes jugos e infusiones.

Al contener betacarotenos, vitamina A y vitamina C, es buena para los ojos, pues los antioxidantes que guarda en su interior reducen el riesgo de cataratas y contribuyen a mantener un buen nivel de visión.

Continuando con los beneficios que los antioxidantes proporcionan, el consumo de la sandía reduce la inflamación y el riesgo de padecer enfermedades como la artritis, el asma, e incluso, el cáncer de colon.

Gracias a la vitamina B6 y el magnesio que la componen, puede ayudar a elevar los niveles de energía, contribuyendo a mantener un buen grado de la misma a lo largo del día.

¿Qué pasa si se come sandía a diario?

Hidrata el organismo: Es un alimento que contiene 92 % de agua dentro de su composición y aporta importantes niveles de electrolitos. Es un snack ideal para cualquier hora del día, y se recomienda almacenar en la nevera para que aumente su frescura.

Fortalece el sistema inmune: Al ser un alimento de origen vegetal, es ideal para prevenir y combatir resfriados o gripas comunes y distintas enfermedades de tipo respiratorio.

Beneficios de la sandía | Foto: Getty Images

Ayuda a la cicatrización de heridas: Según varios estudios médicos realizados, la vitamina C es indispensable en la curación de las heridas del cuerpo humano, dichas enzimas participan en la creación de colágeno, el cual acelera el proceso de regeneración en la piel, mejorando su aspecto físico.

Para tener en cuenta

A pesar de que la sandía cuenta con los beneficios mencionados anteriormente, adquirir esta fruta es un reto, pues detrás de su corteza se puede llegar a encontrar una desagradable sorpresa. Por esta razón, se recomienda tomar las que se encuentren por encima y evitar las que estén muy aplastadas.

Es necesario desechar la sandía de inmediato si tiene:

Tonos difuminados: Esta fruta cuando está en buen estado debe tener una tonalidad verde pino con rayas a su alrededor, de no ser así, es mejor tirarla a la basura.

Moho en su interior o exterior: Normalmente, este es un signo de descomposición, suele ser de color negro, blanco o verde, e ingerirlo puede traer graves complicaciones en la salud.

Razones para desechar una sandía | Foto: Getty Images

Malformaciones: Las sandias suelen ser ovaladas o redondas, pero siempre tienen una forma homogénea. Si la fruta tiene algún tipo de malformación, es preferible evitar su consumo, ya que esto indica que recibió grandes cantidades de agua y un nivel alto de sol, alterando sus beneficios principales.

Eco en su interior: Es una de las maneras de identificar la calidad de la fruta, si al darle golpes tiene un sonido contundente y preciso, quiere decir que puede ser consumida de inmediato. De lo contrario, si tiene un sonido suave o algún tipo de eco, en recomendable evitar ingerirla o prepararla en algún tipo de infusión.

Pulpa arenosa o seca: La pulpa de la sandía es caracterizada por ser crujiente, si en alguno de los casos esta se torna blanda o con algún tipo de secreción babosa, indica que está dañada y es preferible desecharla para evitar una intoxicación.