La anemia es una enfermedad que se presenta cuando hay una disminución en el número de glóbulos rojos en la sangre o en los niveles de hemoglobina respecto a los valores normales.
Según la Clínica Universidad de Navarra (CUN), de España, la principal función de estos glóbulos es el transporte de oxígeno en la sangre y su liberación en los distintos tejidos. Ciertos tipos de anemia pueden ser graves, de larga duración e incluso potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan, precisa la mencionada fuente.
Cuando el cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno, hace que la persona se sienta cansada o débil. También es posible que presente dificultad para respirar, mareos, latidos cardíacos irregulares y dolores de cabeza.
Si bien hay diferentes tipos de anemia, los tratamientos para hacerles frente incluyen desde la ingesta de suplementos, hasta someterse a procedimientos médicos. Sin embargo, llevar una dieta balanceada y saludable es una de las formas más certeras de prevenir la enfermedad, de acuerdo con el instituto de investigación Mayo Clinic.
La anemia ligera comienza a manifestarse como una disminución de la resistencia al ejercicio físico, que se acompaña de taquicardia y dificultad respiratoria. Si la anemia se hace más intensa, estos síntomas se acentúan y aparecen con mínimos esfuerzos o incluso en reposo, asociándose a cansancio extremo, aseguran los especialistas de la CUN.
El enfermo puede verse pálido, con una baja coloración de la piel y de las mucosas. Puede aparecer dolor de cabeza y, en pacientes con enfermedad cardiovascular, es posible que se desencadene una angina de pecho.
Sin embargo, aseguran los expertos que en anemias que se desarrollan en un período muy largo, el organismo adapta sus sistemas y el enfermo puede tener muy pocos o casi ningún síntoma, especialmente si no realiza habitualmente ejercicio físico.
Perejil
Además de hábitos sanos de vida y una buena alimentación, los alimentos caseros aparecen como una buena alternativa para ayudar a sortear este padecimiento y uno de ellos es el perejil. A esta planta se le reconoce por sus propiedades aromáticas. Sin embargo, se dice que sus beneficios trascienden de lo culinario y llegan a lo medicinal, gracias a que es fuente de nutrientes y antioxidantes que ayudan a aliviar algunos padecimientos.
Es una hierba rica en vitamina K, A, E y C, además fuente de hierro, potasio y calcio. Al poseer hierro, esta planta ayuda a prevenir y mejorar las condiciones cuando una persona padece de anemia. Este mineral forma parte de los glóbulos rojos, que son precisamente las células que se encargan de transportar el oxígeno en la sangre, precisa el portal de bienestar y salud Tua Saúde.
También contiene ácido fólico, que es necesario para la formación y crecimiento de estos glóbulos rojos. Además, el perejil posee vitamina C, la cual favorece la absorción de hierro a nivel intestinal, asegura el citado sitio web.
Otro de sus beneficios es que ayuda a tratar las digestiones pesadas, según el portal Cuerpo Mente. Las personas que sufren problemas digestivos, espasmos intestinales y flatulencias pueden encontrar alivio si incluyen perejil en los primeros platos y más aún si toman una infusión de hojas antes de cada comida.
Aliado de la presión arterial
Al ser rico en potasio, un mineral que favorece la excreción de sodio a través de la orina, y además posee propiedades diuréticas, el perejil ayudaría a bajar la presión alta y a combatir la retención de líquidos.
Adicionalmente, tiene propiedades antioxidantes que reducen el riesgo de padecer cáncer, dolencias cardíacas, infartos cerebrales y cataratas. Las personas con predisposición a estas dolencias pueden usarlo de manera preventiva en té o infusión, por ejemplo, recomienda Cuerpo Mente.
Finalmente, debido a su contenido de flavonoides se dice que el perejil ayudaría a controlar los niveles de azúcar en la sangre, previendo que se desarrolle diabetes.
Es importante tener claro que si bien se trata de un producto natural, siempre es mejor consultar con el médico sobre su consumo; además de que puede ser complementario, pero no sustituto de un tratamiento con medicamentos.