La oxigenación celular es uno de los procesos biológicos que se da en todas las especies y es esencial para que todas las células del cuerpo se renueven y puedan desarrollar sus funciones adecuadamente. Cabe mencionar que cada día en el cuerpo se producen unos 300.000 millones de células que sustituyen a otras en fases terminales.
De acuerdo con el portal web Cryosense, este proceso inicia al tomar oxígeno ambiental mediante la respiración y luego este llega a los pulmones, permitiendo que se traslade a la sangre. Es mediante el torrente sanguíneo, como el organismo consigue llevar las cargas de oxígeno hasta las células, favoreciendo su desarrollo y renovación.
En varias ocasiones, la fluidez de glóbulos rojos influye en el proceso de traspaso del oxígeno de forma nociva; de modo que si los glóbulos rojos se encuentran en un estado óptimo, el oxígeno llega de manera adecuada a la célula, de lo contrario, lo más probable es que el oxígeno presente en la sangre llegue con dificultad a esta.
Cabe mencionar que la oxigenación excesiva puede llegar a provocar lo que se conoce como radicales libres, que hace referencia a moléculas muy inestables y algunas pueden ser potencialmente cancerígenas, aunque habitualmente son controladas por la hemoglobina, impidiendo que se desarrollen. De este modo, los expertos aconseja llevar buenos hábitos de vida a lo largo de la vida para que el oxígeno oxigene adecuadamente la sangre y esta pueda llegar a todos los órganos de forma adecuada.
También, la medicina tradicional ofrece múltiples remedios caseros a base de plantas medicinales con propiedades antioxidantes que regulan este problema de salud. De hecho, el portal web Nutricional y Farmacia señala que el alfalfa, también conocida como medicago sativa de origen Persia, es una planta con la que principalmente se alimentan los caballos, pero recobra un gran valor para los seres humanos.
Entre sus beneficios, la alfalfa posee una gran cantidad de hierro, un mineral en la sangre que es de gran utilidad para que el oxígeno llegue a todo el cuerpo. A su vez, posee una gran cantidad de vitamina K, un poderoso nutriente que consigue aumentar la velocidad de coagulación en la sangre, siendo de gran valor para cicatrizar en menor tiempo las heridas.
Por otra parte, la alfalfa contiene minerales como el calcio y fósforo, los cuales contribuyen a su fortalecimiento, previniendo problemas como la osteoporosis. Tiene un alto contenido de vitaminas del grupo B, las cuales ayudan a mejorar la condición de las células, además de contribuir a su recuperación y sus vitaminas C y E permiten contrarrestar los daños que causan los radicales libres.
La forma adecuada de incluir este alimento en la dieta es adicionándolo en ensaladas, sopas o guisos, combinándola con otros alimentos. Si se decide consumir los brotes, estos deben ser frescos, y no requieren de cocción para su ingesta.