Las plantas aromáticas han sido por excelencia uno de los elementos que no pueden faltar en la cocina, debido a sus usos para resaltar el sabor de las recetas, aportar un toque de fragancia y, por supuesto, por sus -todavía recordados- fines medicinales.
En otros tiempos, estas hierbas eran parte del botiquín de los hogares, en los que eran populares los remedios caseros para aliviar toda clase de afecciones. El tomillo se abrió un lugar entre la medicina natural gracias a su acción antiespasmódica, expectorante y antiséptica, como señala el portal de difusión científica Elselvier.
Esta planta se caracteriza por tener una forma de arbusto, con un tronco leñoso y hojas pequeñas y redondeadas, de color verde. Además, tiene pequeñas flores de color lila, y en ocasiones se encuentran algunas vetas de color rosa o blanco.
Entre su composición nutricional figuran distintos elementos buenos para la salud del organismo como la fibra, el hierro, el sodio, el calcio, el fósforo, la vitamina K, el magnesio y agua.
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¿Cuáles son sus beneficios para la salud?
Como explica el portal sobre estilo de vida saludable Cuerpo Mente, esta hierba ha sido utilizada por sus múltiples propiedades para tratar las molestias provocadas por distintas afecciones.
“Por otro lado, parece que su uso es eficaz como preventivo de síndromes gripales y resfriados. Así, es recomendable tomar una taza de infusión con miel en ayunas durante todo el invierno”, señala Tránsito López Luengo, autora del artículo referenciado por Elselvier.
Asimismo, se destaca por ser empleado para aliviar algunos síntomas causados por enfermedades tales como la gastroenteritis y el síndrome de colon irritable. Además, se recomienda para facilitar la digestión, reducir la hinchazón abdominal y evitar los gases. Según señala Cuerpo Mente, también se ha usado para restablecer el funcionamiento de órganos como la vesícula y el hígado tras sufrir una intoxicación.
“Por sus propiedades tónicas, es muy adecuado en todas sus formas (infusión, decocción, jarabe o extracto líquido) como estimulante en estados de astenia, debilidad o convalecencia; a esto se referían las “propiedades milagrosas” de las que hablaban en la Antigüedad”, agregan.
Igualmente, según el mencionado artículo de Tránsito López, a esta hierba se le conceden propiedades antisépticas, inclusive era considerado un desinfectante durante los siglos XIX y primera mitad del XX, cuando aún no existían los antibióticos. Esta acción está asociada, de acuerdo con lo que indica la experta, a sus componentes fenólicos, que se ha demostrado tienen propiedades antibacterianas.
“Al eliminarse por vía respiratoria y renal, el tomillo produce efecto antiséptico en el árbol respiratorio y en las vías urinarias. Por su actividad antiséptica, el tomillo también tiene interés como antiséptico de la cavidad bucofaríngea, así como para el lavado de heridas”, explica la autora.
Justamente, esta propiedad lo hace un ingrediente idóneo para el tratamiento de infecciones, heridas, herpes, quemaduras y otro tipo de afecciones dermatológicas. No obstante, es necesario aclarar que esto debe ser con el conocimiento del médico de cabecera y haciendo caso a sus instrucciones con relación al tratamiento ideal de cualquier enfermedad o condición particular de salud.
¿Cómo usarlo?
El tomillo puede encontrarse en su forma natural, así como también a modo de aceite o seco. Para poder aprovechar sus beneficios, el portal sobre salud Nutrición y farmacia comparte dos maneras de utilizar el tomillo.
En primer lugar, y quizá la más reconocida, es como té o infusión. Su preparación es muy sencilla y solo es necesario tener una cucharada sopera de tomillo, bien sea fresco o seco, y agua. En una olla, poner a hervir una taza de agua con la cantidad indicada de la hierba y dejar que hierva de 1 a 3 minutos.
Para servir, se debe filtrar la bebida a través de una tela limpia, para poder eliminar los residuos del tomillo, y esperar a que enfríe.
Otra opción es preparar el tomillo en un decocción, es decir una infusión con una concentración mayor. En este sentido, en lugar de 1 cucharada sopera, se agregan tres cucharadas por cada taza de agua. Comúnmente, esta preparación se emplea para baños, lavados o compresas, no para su consumo, debido a que puede tener contraindicaciones por el consumo excesivo de tomillo.
En todo caso, siempre es preciso acudir al médico ante cualquier enfermedad para conocer el mejor abordaje profesional.