De acuerdo con la definición del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), el colesterol es una sustancia cerosa, similar a la grasa, que el cuerpo necesita para funcionar correctamente. Sin embargo, para no comprometer la buena salud, es importante mantenerlo en las cantidades adecuadas.

En ese sentido, precisa que los niveles poco saludables de colesterol pueden dar lugar a múltiples enfermedades cardiovasculares. Por esta razón, es recomendable seguir hábitos de vida saludable, priorizando la alimentación balanceada y la actividad física regular.

Por su parte, la artritis reumatoide es un trastorno inflamatorio crónico que puede afectar las articulaciones. Incluso, en algunos casos, también puede dañar sistemas corporales como la piel, los ojos, los pulmones, el corazón y los vasos sanguíneos, según reseña Mayo Clinic en su página web.

Dentro de los síntomas de la artritis figuran las articulaciones sensibles, calientes e hinchadas, rigidez articular que generalmente empeora por las mañanas y después de la inactividad, cansancio, fiebre y pérdida del apetito.

En cuanto a la diabetes, según explica la enciclopedia médica MedlinePlus, es una enfermedad crónica en la cual el cuerpo no puede regular la cantidad de azúcar en la sangre. En vista de que esta afección está asociada a un nivel alto de azúcar en la sangre, algunos de sus síntomas son: Visión borrosa, sed excesiva, fatiga, orina frecuente, hambre y pérdida de peso.

Vale mencionar que los problemas de colesterol, la artritis y la diabetes constituyen problemas de salud diferentes y que no necesariamente dependen el uno de lo otro. Por esta razón, es conveniente acudir a un médico especializado para obtener un diagnóstico preciso y definir el tratamiento adecuado en función de cada caso.

La medicina natural aprovecha las propiedades de algunas hierbas para beneficiar la salud. | Foto: Getty Images

¿Existen opciones de tratamiento naturales?

Como es usual, la medicina alternativa ofrece algunas opciones para tratar los síntomas asociados a las afecciones previamente descritas. No obstante, este tipo de remedios caseros no cuentan con respaldo científico, por lo que su efectividad no está plenamente garantizada. En tal virtud, la mejor opción siempre es acudir a un médico profesional.

La hierba de sapo, también conocida como raíz de sapo, cabezona, espinosa, escorzonera y cardón, ha sido usada tradicionalmente para tratar infecciones urinarias y disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre. Según reseña el portal especializado Mejor son Salud, estas plantas se caracterizan por ser espinosas, perennes y de flores moradas, blancas o azules. Así mismo, anota que son oriundas de México y de otros países de Centroamérica.

El portal Salud 180 recoge que una de las cualidades de la hierba de sapo es su acción para “combatir el exceso de colesterol”, pues ayuda a disolver esta sustancia naturalmente. Además, “contribuye en el tratamiento de enfermedades como la diabetes, la artritis y otras enfermedades crónico degenerativas”.

Sin embargo, una investigación titulada “Estudio del extracto etanólico de Eryngium heterophyllum (hierba del sapo); para comprobar su actividad hipoglucemiante y anti-inflamatoria”, publicada en la Revista Mexicana de Ciencias Farmacéuticas, encontró que esta planta no cuenta con propiedades antiinflamatorias ni hipoglucémicas. En consecuencia, no se recomienda su uso como tratamiento para la diabetes o la artritis reumatoide, advierte Mejor con Salud.

Para aprovechar al máximo las propiedades de la hierba de hoja de sapo, la mejor opción es a través de infusiones. Tradicionalmente, esta bebida ha sido empleada para reducir los niveles de colesterol, triglicéridos y ácido úrico.

Su preparación consiste en separar las hojas y dejarlas reposar en agua caliente durante algunos minutos. Aun así, es pertinente recordar que su uso no sustituye bajo ningún concepto el tratamientos médico especializado. De igual manera, su consumo debe ser avalado por un profesional de la salud.