El periodo comprendido entre el embarazo y los dos primeros años de vida marca el futuro de los niños. Una adecuada alimentación desde el embarazo ayuda a los bebés a nacer con un peso y una talla adecuados y disminuye el riesgo de tener problemas de crecimiento y desarrollo futuros.
Un informe publicado por la revista Pesquisa Javeriana explicó que la alimentación de la madre durante los meses de gestación como la dieta que lleve durante la lactancia materna es clave para que los niños tengan un desarrollo óptimo: “Durante los primeros mil días de vida, dos células se convierten en un bebe de 3000 g -aproximadamente-, y luego del parto crece unos 24 centímetros en promedio. Para un adecuado crecimiento resulta clave el estado de salud de la madre, desde la gestación hasta el parto, y su dieta durante la lactancia materna y el inicio de la alimentación complementaria del bebé, pues esto contribuiría a su buen desarrollo metabólico, inmunológico y microbiológico’'.
Sobre el tema, Geraldine Vargas Salamanca, investigadora del Grupo de Alimentos, Nutrición y Salud de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Javeriana, señaló en que “la microbiota intestinal es un complejo ecosistema microbiano compuesto por diferentes grupos de microorganismos, localizados mayoritariamente en el colon y cuyas funciones permiten el metabolismo de nutrientes como vitaminas K y B12, además de contribuir en la maduración del sistema inmune por su capacidad de controlar bacterias patógenas que pueden causar infecciones”.
En su investigación, Salamanca se enfocó en cómo los modos de alimentación afectarían la salud de cada individuo “el adecuado desarrollo de la microbiota intestinal en los niños de hasta 24 meses de edad podría llegar a reducir riesgos de enfermedades crónicas no transmisibles como la desnutrición o el sobrepeso, el retraso en talla, las infecciones respiratorias y hasta la diabetes’'.
En el 2010 el Banco Mundial hizo un estudio titulado El costo económico de un mal comienzo en la vida, en el que explica cómo la desnutrición juega un papel crucial en la transmisión de pobreza e inequidad social entre generaciones. Por eso el organismo establece que si un gobierno baja 1 % las tasas de desnutrición infantil, los índices de pobreza disminuyen 4 %.
Cabe señalar que según el informe de Diederik Ruka y Pesquisa Javeriana referenciado anteriormente, durante ese período de los mil días se contempla tres momentos muy importantes en la alimentación, los cuales son la gestación, lactancia materna y alimentación complementaria. “Según la nutricionista javeriana, quien presentó su trabajo en el marco del pasado XVI Congreso La Investigación, una de las primeras variables que podría afectar la conformación de la microbiota se da durante la gestación, un periodo donde aumentan las necesidades energéticas del cuerpo’'.
Para Vargas, la cantidad de insulina que puede recibir el bebé a través de la leche materna y la cantidad de nutrientes que adopta el feto podría ir influido por la masa corporal de la madre.
El informe también resaltó una recomendación de la Organización Mundial de la Salud, la cual resalta que durante los primeros seis meses de vida “el bebé se alimente de forma exclusiva con leche materna. Pasado este tiempo debe comenzar una alimentación complementaria bajo recomendaciones de un profesional de la salud’'.
“La alimentación de la madre gestante durante el embarazo y en la lactancia materna debe incluir -preferiblemente – un variado consumo de frutas, verduras, legumbres, carnes rojas y abundante agua, además de una reducción de azúcares y grasas saturadas. Para el bebé de hasta seis meses, la alimentación exclusiva con leche materna previene las enfermedades diarreicas y respiratorias agudas, y el inicio de la alimentación complementaria debe darse de manera paulatina con carnes, pollo, verduras, frutas leguminosas y fibras, siempre con el acompañamiento de un profesional de la salud” complementó la investigadora javeriana.
Sin duda, las mujeres embarazadas necesitan cantidades más altas de ciertas vitaminas y minerales, como ácido fólico o hierro, y algunas vitaminas prenatales contienen esto, pero lo ideal es que un médico lo formule y por ende es importante que la mujer siempre consulte con su proveedor de salud antes de empezar o parar algún medicamento, así como el consumo de algunos alimentos.