Edgardo Osorio dice que todo empezó por una de las pasiones que más disfruta: el baile. Nacido en Cartagena, se mudó desde muy joven a Barranquilla, donde solían invitarlo a toda clase de fiestas. Pero siempre notaba lo mismo: mientras él podía durar toda una noche en la pista, sus amigas no eran capaces de seguir ese ritmo: sus sandalias pronto las cansaban y ellas terminaban a su lado, con muchas ganas de seguir bailando, pero con los pies hinchados y maltratados.
El recuerdo se quedó a vivir en la memoria de este colombiano de 37 años, que en 2012 fundó Aquazzura, una marca de zapatos de lujo que en la última década ha sido la preferida de grandes celebridades como Julianne Moore y Nicole Kidman.
El ‘truco’, confiesa Edgardo, consiste en ofrecer un calzado tan cómodo como un guante, a la medida y con tacones de 10 centímetros, que sin embargo no impedirán que su dueña pueda bailar con ellos puestos toda la noche. Es que Edgardo dice conocer, como pocos, los misterios del mundo femenino. Creció, en medio de ese Caribe de soles dorados, entre mujeres: su madre, varias tías y decenas de amigas. “Por eso me acostumbré a ver zapatos por todos lados”, dice.
Y aunque su padre quería que fuera médico, a los 14 años terminó en Londres, en un curso de verano de la Central Saint Martins. Aquello fue un parteaguas en su vida, terminó por enamorarse de la moda y el diseño y, con 16, tras graduarse del colegio, estudió accesorios en el London College of Fashion. “En Londres se me abrieron los ojos muchísimo”, cuenta Edgardo.
De Londres pasó a Florencia, en Italia. Y con más entusiasmo que dinero y un italiano fluido, fundó una firma de consultoría que pronto entró en las grandes ligas: trabajó para marcas como Ferragamo y René Caovilla. Y no pasó mucho tiempo antes de que lo nombraran director creativo de calzado en Roberto Cavalli. Y todo iba bien, no lo niega. Pero a los 25 conoció a un hombre con un oficio que lo cambiaría todo: era un zapatero, artesano, que dominaba mejor que nadie la anatomía del pie. Edgardo lo volvió su socio y esa fue la semilla de Aquazzura.
Sangre nueva, industria vieja
El resto de la historia de este creativo colombiano es posible repasarla en las páginas de las más representativas revistas de moda de Europa y Estados Unidos. Porque en un mundo dominado por diseñadores 20 o 30 años mayores que Edgardo, él irrumpió con sangre nueva y renovados ímpetus y creaciones en la industria del calzado de lujo.
Poco invirtió en publicidad. La buena suerte y el boca a boca se encargaron de regar como pólvora la noticia de que un joven y talentoso colombiano diseñaba zapatos y sandalias que todas querían tener en su guardarropa.
Una de las primeras famosas en acercarse a sus diseños fue Giovanna Battaglia, actual directora creativa de Swarovski.
Un día la fotografiaron por la calle con unas Aquazzura. Instagram apenas estaba dando sus primeros pasos, de la mano, en parte, del street style. Entonces sucedió que, de repente, “comencé a ver mis zapatos por la calle y en todos lados. Recuerdo incluso una Semana de la Moda en Milán: en la primera fila todas llevaban mis sandalias”, se le escucha contar a Edgardo, orgulloso.
Más pronto de lo que pensó, celebridades como Julianne Moore, Sienna Miller, Nicole Kidman y Olivia Palermo querían llevarse un par de Aquazzura consigo. Lo propio haría Lady Gaga, que lució un par de sandalias de Edgardo en la película La casa Gucci; la cubana Ana de Armas exhibió otro par en Sin tiempo para morir. Sin contar con que Sarah Jessica Parker caminó a placer con otras de estas cotizadas sandalias en And Just Like That, la secuela de Sexo en Nueva York.Y así estaban las cosas cuando, en mayo de 2018, el mundo entero asistía, en vivo, a la ceremonia de cuento de hadas más reciente fabricada por la Corona británica: ese día, el príncipe Harry y la actriz estadounidense Meghan Markle se casaron, en medio de aires de modernidad y de rebeldía.
Markle se apartó de la tradición. No se vistió con diseñadores ingleses y delegó en Aquazzura los zapatos que guiarían sus pasos hacia el altar.
“El día que anunciaron su compromiso también llevaba uno de mis diseños y mis amigos la vieron y empezaron a llamarme como locos. Yo no entendía qué estaba pasando”, narra el cartagenero.
Lo que vino después fue que la propia Casa Real británica lo contactó para que calzara a la princesa Charlotte, hija del príncipe William, heredero al trono, a las cinco damas de honor de la boda y a Doria Regland, madre de Meghan.
Otros invitados también asistirían a la gala luciendo diseños del colombiano: Oprah Winfrey y la actriz Sarah Rafferty.
La lista de clientas de renombre ya es bien larga. Taylor Swift y Jennifer Lawrence se han dejado ver con unas Aquazzura; y los más fashionistas notaron varias creaciones de Edgardo Osorio en escenas de la más reciente entrega de James Bond 007.
Edgardo lo cuenta sin vanidad, con ese acento caribe que no han conseguido borrar más de veinte años viviendo en Italia. Y cree que todo se debe a que él fabrica zapatos con el esmero de quien crea una pieza de arte: única, especial. Cada zapato, está seguro, debe ajustar como un guante, “yo lo corto literalmente en el pie, y después lo arreglo y lo modifico; es que el zapato tiene que ser una extensión del cuerpo. Cuando te pruebas un calzado que tiene algo raro y no funciona –y eso es muy frecuente porque suelo ir de compras con mis amigas– es porque no se ha diseñado para ser llevado, sino para ser un objeto en un escaparate”.
No niega, sin embargo, que una de las cosas que lo hacen más feliz es ir por la calle y advertir a una mujer ‘normal’ entrar a un restaurante con un par de Aquazzura, “porque sé que ahorró y se los compró, soñaba con ellos. Pero conocer a mujeres que tienen tanto estilo, que conocen tanto de moda y que en un universo de marcas me escogen a mí, es un sueño y un honor”.
Pero no le ha bastado con eso. Hace un par de años se lanzó a crear bisutería y una colección para casa con vajillas, juegos de té, cristalería de Murano y mantelería bordada. Ya creó algunas carteras, que presentó y gustaron en la Semana de la Moda de Milán. Y espera que no pase mucho tiempo para fabricar zapatos de hombre y también meterse en el mundo de las fragancias y los lentes de sol. Es que Edgardo Osorio no conoce los límites. Le gusta ir por la vida a paso firme. Sabe que, literalmente, tiene el mundo a sus pies.