La inteligencia emocional es un concepto descubierto a mediados de los años sesenta que ganó popularidad en 1995 con el libro EmotionalIntelligence, del periodista científico Daniel Goleman. En él, el autor la define como una serie de herramientas y características que llevan al liderazgo. Hoy, tras casi más de tres décadas de estudios, el término es mucho más complejo e involucra conceptos como el bienestar, el autocontrol, la emocionalidad y la sociabilidad.
El primero incluye la felicidad y el optimismo, así como la capacidad de hacer evaluaciones positivas de sí mismo. El segundo se refiere a la habilidad de regular los impulsos y emociones como el estrés. La emocionalidad se refiere a la habilidad de percibir tanto los sentimientos propios como los de los demás, algo que muchos llaman empatía.
Y por último está la sociabilidad, que es la capacidad de comunicarse efectivamente, influenciar a otros y construir redes sociales. Así, una persona con un alto índice de inteligencia emocional (IE) reconoce sus propias emociones y las de los otros, y usa esa información para guiar su pensamiento y comportamiento en diferentes ambientes.
A pesar de su importancia, un nuevo estudio publicado en Journal of Personality sugiere que los seres humanos estarían perdiendo inteligencia emocional. En especial los estudiantes universitarios de países de Occidente que hicieron parte de la muestra.
El trabajo en realidad consistió en una revisión de otros 70 estudios hechos entre 2001 y 2019 con una muestra total de 17.000 participantes. La conclusión de los expertos es que al menos tres factores de la inteligencia emocional se han ido perdiendo en estas dos décadas. Las tres facetas más impactadas fueron el bienestar, el autocontrol y la emocionalidad.
Para llegar a ese resultado, los investigadores hicieron un metaanálisis que permitió observar cambios en la inteligencia emocional, teniendo en cuenta variables como la edad y el género, así como el país donde el estudio fue realizado.
Al aplicar este método encontraron que con el paso de los años habían disminuido de manera contundente las tres facetas de la inteligencia emocional mencionadas y que ese bajonazo era mucho más visible al comparar el acceso a la tecnología. En efecto, los científicos pudieron establecer una asociación entre esa variable y menos niveles de bienestar y autocontrol.
Aunque el estudio no permite establecer causalidad, el hallazgo sugiere que hay una asociación entre la rápida adopción de las redes sociales y la disminución de IE, puesto que dicha actividad interfiere con la interacción social en persona.
“Esta (la personal) brinda una mayor oportunidad para la cercanía emocional y el vínculo afectivo”, dijeron los autores en el trabajo. Para ellos es evidente que las personas están reemplazando las interacciones sociales físicas por la comunicación en línea. Esos cambios en estas dos décadas serían los responsables de una menor empatía y del aumento en síntomas de depresión y ansiedad, trastornos del estado de ánimo, ideas suicidas e intentos de suicidio.
Otras posibles explicaciones del declive podrían ser la inestabilidad familiar y el estrés académico. También piensan los autores que el bienestar puede haber declinado como consecuencia de la disminución en el autocontrol y la emocionalidad. Como fuere, los expertos advierten que este cambio de patrón en las relaciones puede llevar a soledad, así como a comparaciones y a envidia.
Con este trabajo esperan que se hagan más investigaciones al respecto, pues se trata “de una tendencia social muy alarmante”. También sugieren implementar intervenciones que mejoren la IE a largo plazo como, por ejemplo, preferir los encuentros frente a frente a los virtuales.