Cada año más de ocho millones de personas visitan Nueva Orleáns, al sur de los Estados Unidos, atraídos por su cultura ecléctica, producto de la mezcla de tradiciones francesas, españolas y africanas. Es muchas ciudades en una y por eso se adapta a diferentes tipos de turistas. SEMANA estuvo en el lugar y encontró seis razones por las cuales vale la pena visitarla. La música: Nueva Orleáns es la cuna del jazz y nada más atractivo que caminar por los bares del Distrito Francés (French Quarter) para escuchar sus más tradicionales bandas. También puede encontrar conjuntos de blues, rock and roll y música country. La música es parte del ambiente y por eso no es de extrañar que en un paseo por sus calles se encuentre a la vuelta de la esquina con un saxofonista, trompetista o cualquier músico que interpreta ritmos del sur. Verifique las fechas de los festivales musicales, como el afamado Mardi Gras, programados durante todo el año. La gastronomía: La ciudad ofrece una cocina particular, sazonada al mejor estilo creole, producto de la mezcla de sabores franceses y españoles. Pero la más interesante es la comida cajún, caracterizada por su picante y herencia de los franceses canadienses que se asentaron en este lugar. No se puede ir a Nueva Orleáns sin pedir un jambalaya, un po-boy, cualquier plato de comida de mar o visitar en el mercado francés el Café de Monde, famoso por sus beignets, una especie de churros españoles espolvoreados con azúcar. El romance: la ciudad tiene hoteles románticos que preservan la colorida arquitectura francesa. Dar un paseo por el malecón o sentarse relajados en el segundo piso de un café de la calle Decatour para divisar a lo lejos las embarcaciones sobre el Mississippi puede resultar encantador. La historia: un plan ideal puede ser explorar el barrio francés cuadra a cuadra o hacer un tur por las viejas haciendas de plantaciones, recorrer en bote los pantanos o las mansiones de la avenida Explanden, recorridos que trasladan a los visitantes a la era del viejo sur. La ciudad X: Los que quieren experiencias extremas, las noches de la capital de Louisiana ofrecen bares con espectáculos triple X, tiendas de sexo y shows en vivo. En ocasiones especiales, como el día de Halloween, las calles son para los peatones y no es raro ver a algunas mujeres con el torso desnudo. El misticismo: Los espirituales se interesarán por el misticismo que permea la ciudad con sus cementerios, templos de vudú y altares, una tradición que dejó la influencia africana y haitiana en el sur de Louisiana. Pregunte por los tures nocturnos de fantasmas y espíritus.