Pocos productos tienen tantos beneficios antioxidantes como el pistacho. Según un estudio de la Universidad de Cornell (Nueva York, Estados Unidos), publicado en el portal Nutrients, este fruto seco tiene características superiores a la mayoría de insumos comúnmente conocidos por su poder antioxidante como los arándanos, las cerezas y la remolacha.
El pistacho es un pequeño fruto seco de color verde. Encerrado en una cáscara dura que se rompe al madurar, está cubierto por una fina piel roja. Este fruto seco es uno de los más apetecidos a la hora de comerse un pequeño snack o para acompañamiento de platos, postres o bebidas.
Sin embargo, pocos conocen sus beneficios para la salud. Este alimento aporta un 20 % de proteínas vegetales, tanto como las legumbres, aunque se comen en menor cantidad. También, contienen un 28 % de hidratos de carbono, que al ser absorbidos lentamente por el organismo procuran energía gradual, según el portal de salud Cuerpo y Mente.
Los expertos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN) indican que los pistachos son fuente de: ácidos grasos insaturados, ácidos grasos monoinsaturados, fibra, calcio, magnesio, zinc, potasio, fósforo, hierro, tiamina, vitamina E y folatos, junto con fitoquímicos como tocoferoles y compuestos fenólicos, convierten al pistacho en un gran aliado para la salud tanto física como mental.
El doctor Ramón Estruch, miembro del servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, le manifestó a Europa Press que, “el consumo regular de 49 pistachos reduce la presión arterial (al facilitar la síntesis de óxido nítrico, un potente vasodilatador); facilita la función endotelial y reduce la rigidez arterial (nuevos factores de riesgo vascular); mejora el perfil lípido (al reducir el colesterol total y sobre todo el colesterol perjudicial - LDL-colesterol); minimiza la incidencia de diabetes (al tratarse de un alimento con bajo índice glucémico)”.
Cabe destacar que este fruto seco también potencia el crecimiento de las bacterias saludables de la flora intestinal. En tanto, quienes los consumen con frecuencia tienen una reducción cercana al 20% en la mortalidad total y merman en un 30% el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares como infarto de miocardio, accidente vascular cerebral o muerte de causa cardiovascular.
Como todo alimento, su consumo debe ser con moderación, en cantidades proporcionadas y sin llegar a un exceso, ya que, esto no le sumaría efectos positivos al organismo. Se pueden acompañar con productos naturales saludables.