También conocida como esteatosis hepática, la enfermedad del hígado graso se presenta, como su nombre lo indica, cuando la grasa se acumula en este órgano, que tiene entre sus funciones filtrar sustancias dañinas de la sangre y procesar nutrientes de alimentos y bebidas.
El exceso de grasa en el hígado puede generar inflamación, lo que a su vez puede dañarlo y crear cicatrices. Según el portal Healthline, en casos graves, esta cicatrización puede llevar a la insuficiencia hepática. Cuando este padecimiento se da en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como enfermedad del hígado graso por alcohol.
Esta afección es considerada por muchos especialistas una enfermedad silenciosa, debido a que muchas personas no experimentan ningún síntoma, incluso si ya está avanzada. Sin embargo, la enfermedad del hígado graso no alcohólico puede agrandar el hígado. Cuando esto ocurre, puede causar dolor o malestar en la parte superior derecha del abdomen, que es el área entre las caderas y el pecho, precisa el medio especializado en información de salud Medical News Today.
Los principales síntomas de esta enfermedad son una fatiga constante y un fuerte dolor en la parte superior derecha del abdomen. Cuando la cicatrización ya está avanzada, las señales son inflamación abdominal, vasos sanguíneos agrandados, palmas rojas, y color amarillento en la piel y en los ojos.
Sin embargo, es un problema reversible y depende en su mayoría de una buena alimentación y de la reducción de grasas en la dieta. El portal Mejor con Salud recomienda varias infusiones que pueden ayudar a la mejoría de este padecimiento.
La primera de ellas es preparada con menta y boldo. Estas plantas tienen propiedades digestivas que ayudan a estimular la eliminación de las grasas que se retienen en el tejido hepático. Estas plantas contienen sustancias antiinflamatorias y antioxidantes que protegen las células para reducir el riesgo de patologías más graves.
Para su preparación: dejar hervir una taza de agua y agregar una cucharadita de hojas de menta y una cucharadita de hojas de boldo. Bajar el nivel del fuego al mínimo y dejar hervir por dos minutos. Finalmente apagar la estufa, dejar que repose la infusión por diez minutos, colar e ingerir una taza en ayunas durante tres semanas.
Otra infusión recomendada se hace a base de alcachofa. Esta planta contiene fibras naturales y sustancias antioxidantes que promueven la limpieza de este órgano.
Para su preparación: verter tres tazas de agua en una olla y poner a hervir a fuego alto. Agregar una alcachofa triturada y dejarla a fuego medio durante tres minutos. Dejar reposar la bebida y consumir tres veces al día (antes de cada comida).
Una tercera infusión se hace con semillas de hinojo. Estas semillas contienen sustancias antiinflamatorias y antioxidantes claves para tratar el hígado graso.
Su preparación: poner a hervir 250 mililitros de agua y agregar una cucharadita de semillas de hinojo. Dejar reposar unos minutos, colar y servir. Se pueden tomar dos tazas de esta infusión al día, mínimo por tres semanas.
Comidas que se deben evitar con hígado graso
- Alimentos altamente procesados y que tengan un alto nivel de azúcar, sal o grasa.
- Bebidas alcohólicas y energéticas.
- Quesos u otros alimentos curados que puedan tener un alto nivel de sodio.
- Las carnes rojas.
- Cereales refinados.
Comidas que reducen el riesgo de hígado graso
- Comidas con alto nivel fibroso como las frutas y los vegetales.
- La alcachofa, el rábano y la berenjena han sido identificados como una buena fuente de cinarina, que es un ácido hidroxicinámico que estimula la digestión de grasas.
- Proteínas bajas en grasa, ya sea tofu o carnes blancas.
- Leches vegetales y naturales.