La centella asiática es una planta que es implementada en diversos momentos para tratar enfermedades de la piel, tal y como es el caso de la lepra, la dermatitis, las quemaduras y las heridas que aparecen. Este producto es funcional para otros espacios y enfoques, como lo son la circulación en la sangre, la ansiedad y el cansancio, según reseñó Tua Saúde.
Este producto medicinal posee propiedades antiinflamatorias, calmantes, cicatrizantes y estimulantes, sin contar que abunda en vitamina C y B, y flavonoides. La mayoría de casos se emplea en tinturas, en tés y en capsulas, ayudando a que el cuerpo las acoja más rápido.
Esta planta destaca en tres espacios principalmente, iniciando por:
Ayudar a mejorar la circulación
La centella asiática fortalece las venas, promoviendo la mejoría de las varices y hemorroides, además de disminuir las sensaciones de cansancio, inflamación, calambres y adormecimiento, según Tua Saúde. Este producto natural ayuda a prevenir enfermedades graves y cardiovasculares, como la presión alta, los infartos y los derrames.
Previene el cáncer
De acuerdo con el portal, la vitamina C y los antioxidantes que posee esta planta protegen a las células de los daños de los radicales libres, previniendo diversos tipos de cáncer que pueden darse en el organismo. El espacio agregó que estudios sugieren que el uso de este producto puede ser beneficioso para algunos tipos de cáncer, teniendo en cuenta que tiene compuestos como el ácido asiático y asiaticosídeoo.
Retención de líquidos
Tua Saúde menciona que un estudio que se llevó a cabo plasmó que la centella asiática ayuda a tratar el edema e hipertensión causados por la retención de líquidos, gracias al extracto de metanol que se obtiene de las hojas de la planta medicinal. Al poseer un efecto diurético, hace que se pierda el líquido en exceso y se mejoran los síntomas que aparecen por temas complejos como problemas renales y diabéticos.
¿Cuáles son los síntomas de mala circulación en la sangre?
Información del portal Tua Saúde indica que es importante identificar la causa de la mala circulación, así como los síntomas que están presentes y la frecuencia con la que se manifiestan, ya que de esta forma es posible que el cardiólogo o médico general indique el tratamiento adecuado para ayudar a aliviar los síntomas.
Los principales síntomas que puede experimentar una persona cuando su circulación no está bien son los siguientes:
- Piel fría, seca o escamosa.
- Comezón en las piernas.
- Manchas rojas en las piernas.
- Presencia de pequeños vasos o varices.
- Tobillos y pies hinchados.
- Coloración pálida o azulada en las zonas de mala circulación.
- Calambres en las piernas.
- Sensación de hormigueo, pinchazos o adormecimiento en las piernas.
- Ausencia de vellos en las piernas.
- Grietas en los talones.
De acuerdo con los expertos, las señales normalmente empeoran al final del día, principalmente cuando la persona permaneció mucho tiempo de pie, pero también puede suceder con mayor intensidad durante el ciclo menstrual, en periodos de mucho calor o cuando se utiliza tacones o sandalias planas.
Causas
Los especialistas indican que son diversas las causas que motivan los problemas circulatorios. Una de ellas es el embarazo, ya que durante la gestación el organismo de la mujer produce más líquido para mantener la irrigación de la placenta, lo que dificulta el trabajo de las venas. Además, en este período hay producción de la hormona relaxina, que provoca la dilatación de las venas, dificultando el retorno de la sangre al corazón.
También está la aterosclerosis, que se da por la presencia de placas de grasa en el interior de las arterias, esto hace que la sangre no pueda circular de manera correcta.
El exceso de peso y el sedentarismo también tienen mucho que ver. La circulación sanguínea puede verse comprometida y el retorno venoso se vuelve más difícil, lo que ocasiona que las piernas de inflamen y se cansen. Otra de las causas, según Tua Saúde, es el envejecimiento, debido a que también los vasos sanguíneos envejecen naturalmente, lo cual puede interferir en la circulación.
El uso de anticonceptivos, permanecer mucho tiempo de pie y enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes pueden generar también como consecuencia una mala circulación, principalmente cuando no son tratadas correctamente.