Realizar ejercicio físico de manera regular y alimentarse saludablemente son dos aspectos clave para tener una buena circulación, un proceso vital para el organismo, pues es la forma como el corazón bombea la sangre alrededor del cuerpo, precisa el portal Medical News Today.
Cuando la sangre circula, distribuye oxígeno y nutrientes a las células, mientras elimina desechos que el cuerpo no requiere. Si una persona quiere gozar de buena circulación debe, entre otras cosas, evitar fumar, reducir la ingesta de grasas saturadas y no permanecer en una misma posición durante mucho tiempo, así como limitar la ingesta de alcohol.
En algunas oportunidades, los inconvenientes relacionados con la circulación tienen que ver con el proceso natural de envejecimiento del cuerpo, pero también es posible que sean consecuencia de una enfermedad arterial periférica, diabetes, obesidad o tabaquismo, según información del portal de bienestar y salud, Tua Saúde.
Los niveles de colesterol elevado son otro de los grandes enemigos de la circulación. Este lípido en ocasiones se acumula en la arterias evitando que la sangre fluya de manera natural, generando complicaciones cardíacas. La mayor parte del colesterol se produce en el hígado, aunque también se obtiene de algunos alimentos, precisa la Fundación Española del Corazón.
Este tipo de grasa cumple funciones importantes, tales como: ayudar a producir hormonas, vitamina D y sustancias que son clave para digerir los alimentos, explica el instituto de investigación, Mayo Clinic. Cuando sus niveles en la sangre son normales, no hay ningún tipo de inconveniente; sin embargo, si se elevan también aumentan el riesgo de generar afecciones relacionadas con el corazón.
Los aportes del ajo para el sistema cardiovascular
La mejor forma de controlar el colesterol y facilitar la circulación de la sangre es consumiendo una alimentación equilibrada en la que abunden las frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales y como parte de la misma pueden incluirse plantas medicinales.
Se trata del ajo, una planta que ofrece sabor y versatilidad en la cocina, por lo que se ha consolidado como uno de los productos más utilizados en la gastronomía. El consumo permanente de ajo puede convertirse en una de las mejores herramientas para tener un organismo más saludable, pues se le atribuyen muchas propiedades ideales para la prevención de diversas enfermedades.
Según destaca el portal Healthline, el ajo tiene una elevada densidad nutricional, a la vez que aportar muy pocas calorías al organismo, lo que hace ideal su consumo. Es fuente de vitaminas y minerales. Por ejemplo, contiene pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C.
Gracias a sus componentes, el ajo es un importante protector cardiovascular. Información del portal Cuerpo Mente indica que el consumo regular de esta planta ayuda a prevenir y mejorar la arteriosclerosis, que son las placas de grasa que se forman en las arterias, inhibe la síntesis del colesterol LDL, conocido como malo y de los triglicéridos, que es otro tipo de lípido que en niveles elevados también incide sobre la salud del corazón.
Esto está directamente relacionado con mejoras en la circulación sanguínea. De acuerdo con la citada fuente, ayuda en el proceso de coagulación de la sangre, previniendo que se formen coágulos y aumenta la elasticidad de las arterias.
En esta línea, una publicación de la fundación estadounidense AARP, que atiende a personas mayores de 50 años, asegura que hay evidencia que indica que el ajo ayuda a evitar que las plaquetas se peguen y al promover la buena circulación, previene la formación de coágulos. Además, de acuerdo con esta misma fuente, hay estudios que revelan que el ajo puede ayudar a bajar la presión sanguínea hasta en un 8 %, con lo que es posible evitar un infarto o derrame cerebral.
Según Healthline, las principales bondades medicinales de este producto se las da la alicina, un compuesto que se forma cuando se pica, machaca o se mastica un diente de ajo y, de paso, es el responsable su particular olor. Esta sustancia entra en el cuerpo a través del aparato digestivo y hace su recorrido empleando sus efectos biológicos.