Muchas personas suelen concentrarse bastante en el cuidado de la piel y del cuerpo, por lo que es muy importante la apariencia y la estabilidad de este. Al momento de aparecer ciertos rasgos y detalles se puede convertir en un tema complicado de manejar y se recurre a métodos naturales que no afecten la salud. En ocasiones, estas huellas se deben a problemas internos que se relacionan directamente con la circulación o el organismo.
Este es el caso de las venas várices, o arañitas como le dicen algunos, las cuales surgen específicamente en las extremidades inferiores como lo son las piernas. Estas marcas generan inseguridades y malestares, por lo que se recomienda que sean tratadas por especialistas.
Las várices son venas hinchadas y retorcidas que pueden verse bajo la piel y suelen aparecer en las piernas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Este rasgo suele darse por problemas de circulación, la cual viene conectada de sedentarismo, dietas poco saludables y falta de ejercicio, según puntualiza el portal del Centro de enfermedades de venas.
Los síntomas de las várices incluyen una o más venas abultadas y azuladas, hinchazón y dolor en las piernas, sensación de pesadez en estas y en los pies, picazón alrededor de la vena o las venas, cambios en el color de la piel alrededor de la vena o las venas, calambres nocturnos, entre otros.
Ante esta situación que se presenta en el cuerpo, existen varias alternativas que ayudan y benefician a que la circulación mejore. Hay alimentos y productos naturales que se pueden consumir, alcanzando un resultado positivo para prevenir la aparición de estas venas varicosas y aliviarlas un poco.
Un ejemplo de ello son las frutas y verduras, las cuales aportan lo necesario para el funcionamiento del sistema, contribuyendo para el flujo sanguíneo y el destape de las arterias. Una opción es el tomate, el cual posee un sabor y un color agradable.
El tomate es uno de los alimentos de origen vegetal más saludables que existen. Se consume en gran medida en Colombia y en diferentes partes del mundo. Se puede conseguir con facilidad en cualquier supermercado de barrio o tienda. Aunque muchas personas lo consideran una verdura, en realidad, botánicamente, es una fruta.
El tomate más conocido entre las personas es el de color rojo, aunque también se pueden encontrar verdes. Mide alrededor de 6 a 10 cm y tiene un peso entre 200 y 300 g. Este alimento tiene su origen en los bajos Andes y fue cultivado por los aztecas en México. Los conquistadores españoles fueron los primeros en llamar esta fruta como tomate.
No obstante, este producto es bastante positivo para el tema de la circulación pues posee componentes que son eficaces para mejorar y aliviar las venas várices que aparecen en las extremidades. Este alimento es bastante rico en agua y lleva algunos hidratos de carbono, grasas, fibra y proteínas, contribuyendo al organismo para su estabilidad.
El tomate posee un lipoceno, un tipo de carotenoide, el cual funciona como un antiinflamatorio por su poder de antioxidante, según reseña El Mundo. Adicional a esto, el portal apunta que tiene un efecto de anticoagulante, pues “sus semillas y la pulpa de alrededor contienen una sustancia que actúa como antiagregante plaquetario”, citando a VARIcentro.
Si se comen cuatro tomates diarios, se lograría evitar la formación de coágulos, mejorando el retorno venoso del cuerpo, especialmente de las piernas. El Mundo reseña que además de comerlo, es bueno poner rodajas de este fruto en las varicosas, sujetándolas con tela o cinta por 30 minutos, para luego lavar con abundante agua y así contribuir desde la parte externa.