A nivel culinario, el tomate tiende a ser un producto destacado por la variedad que proporciona en la preparación. Sea como el ingrediente principal o como adición, esta fruta si o si debe estar en la cocina. Es por ello que la ciencia se ha encargado de evidenciar los beneficios que proporciona.
El tomate es botánicamente una fruta (aunque se consuma como hortaliza), redonda, con ombligo y de color rojo; siendo precisamente esta última característica lo que lo convierte en un alimento muy interesante a nivel nutricional.
Como punto de partida para conocer sus beneficios, los expertos del informe El tomate, un alimento redondo indican que una dieta equilibrada y saludable debe incluir alimentos saludables multicolores, en especial frutas y verduras. El cromatismo de los vegetales viene dado por unas sustancias conocidas como polifenoles y carotenoides, los cuales cubren el espectro desde el amarillo (del limón) al morado (de la berenjena, por ejemplo).
En ese margen aparece el tomate, fruta que contiene las sustancias anteriormente mencionadas, pero con otros compuestos igual de vitales para seguir una buena alimentación.
Cabe mencionar que una característica de este producto es la estabilidad que tiene para no descomponerse. El tomate puede estar en la nevera entre una y dos semanas sin que sus propiedades se alteren. Empero, hay una excepción a la regla cuando se abre la fruta, debido a que no es recomendable tenerlo por más de un día así en la nevera.
Más allá de su aporte vitamínico y de minerales esenciales para el organismo, el tomate se destaca por la prevención de enfermedades cardiovasculares. Estas patologías son la principal causa de muerte en el mundo, siendo causadas en la mayoría por el cúmulo de grasa en las arterias (aterosclerosis). El consumo de tomate, ya sea crudo, en salsa o en sofrito, mejora el perfil lipídico (colesterol y triglicéridos) y disminuye la concentración de compuestos inflamatorios relacionados con la aparición y progresión de la aterosclerosis.
Por otro lado, los compuestos bioactivos potencialmente responsables de los efectos beneficiosos del tomate son los polifenoles y los carotenoides. Y estos se absorben más cuando se consume cocido con una base de grasa, en el contexto de la dieta mediterránea.
En ese orden de ideas, esta fruta surte más efecto gracias a sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes, los cuales son más visibles cuando el tomate se cocina con aceite de oliva porque la asimilación de estos compuestos será más eficaz para el organismo.
Los expertos indican que el tomate tiene influencia positiva en los pacientes diabéticos, quienes son una población con probabilidades altas de padecer enfermedades cardiovasculares. Al ser un producto con menor carga arteriosclerótica, impide que el sistema cardiaco se vea afectado.
El licopeno, que también ejerce un efecto antiinflamatorio y antioxidante. Casi exclusivo del tomate, es uno de los pocos compuestos en los alimentos que se absorbe de mejor modo en el organismo, especialmente cuando se influye como en el gazpacho o el salmorejo, sofrito o en salsa de tomate. Otro beneficio de los fitoquímicos que contiene el tomate es que mantienen la salud de los ojos y pueden tener un efecto protector contra la degeneración macular vinculada a la edad y patologías relacionadas a la vista.