Un estudio británico en diciembre de 2020 con casi 65.000 pacientes determinó que las personas con periodontitis eran mucho más propensas a desarrollar enfermedades autoinmunitarias, diabetes y cardiopatías. Lo sorpresivo de la investigación es que las enfermedades de las encías elevaron además el riesgo de sufrir algún tipo de trastorno mental.
Según el estudio, el papel que desempeñan las dolencias de tipo periodontal en el origen de una enfermedad mental se explica porque provocan una inflamación sistémica en el cuerpo y en el cerebro. Pero en realidad es de doble vía. No es que primero sea el problema oral y luego la afectación sobre la salud mental, o viceversa. Para el psiquiatra José Abelardo Posada, efectivamente hay una relación. “Una persona con trastorno mental descuida su higiene oral y puede ocurrir gingivitis y periodontitis.
La otra vía es que la infección produce reacción inflamatoria y algunos factores de la inflamación, y posiblemente bacterias llegan fácilmente al cerebro. Allí pueden estimular sustancias cerebrales que desencadenan la reacción de estrés, que puede disparar un trastorno depresivo o ansioso”, explica.
Y añade que incluso las afecciones en la boca son factores de riesgo para la ansiedad y la depresión en algunas personas. “El estrés puede bajar las defensas del organismo a cualquier nivel, esto incluye mayor susceptibilidad a las infecciones de todo tipo”, lo que podría incidir en la salud bucal, aun si se goza de buena higiene.
De hecho, la investigación británica encontró también que el mal cuidado de las encías, el mal aliento, la pérdida de un diente o un pedazo de este pueden detonar ansiedad, ya que la persona se siente insegura y se vuelve tímida ante la interacción social.
Otro estudio de la Fundación Dialnet, de la Universidad de La Rioja, señaló en 2021 que “la ansiedad provoca además disminución del flujo salival, enfermedad periodontal avanzada y disestesia oral”.
De hecho, ese informe advirtió que algunos medicamentos para tratar la depresión pueden aumentar la incidencia de enfermedades dentales y hasta alterar el sentido del gusto, cambiar el color de la lengua y provocar mal aliento. A la persona con depresión le cuesta acudir al odontólogo, y en la situación de no querer practicarse una profilaxis, queda en riesgo de cualquier afección oral, siendo la caries la más común y uno de los primeros indicios de una enfermedad periodontal.
Por otra parte, las personas ansiosas deben prestar especial atención a sus dientes, ya que existe una relación entre el bruxismo (hábito de rechinar los dientes) y los altos niveles de ansiedad.
De igual manera, se ha encontrado que los trastornos alimenticios, como bulimia, afectan gravemente los dientes, pues el vómito genera un ácido que va dañando el esmalte de los dientes. Solo en España, un millón de personas con trastorno bipolar ven seriamente afectados sus dientes y encías. La boca y el cerebro, una relación que no se había valorado.