El correcto funcionamiento del cuerpo depende de la regulación de sustancias como los triglicéridos, que son un tipo de grasas, también denominadas lípidos, que circulan en la sangre. Como tal, esta grasa proviene de los alimentos, especialmente la mantequilla, los aceites y otras grasas que ingieren los seres humanos, pero también provienen de las calorías adicionales que su cuerpo no necesita en forma inmediata.

De acuerdo con National Hearth, Lung and Blood Institute, cuando el cuerpo necesita energía, libera los triglicéridos; sin embargo, cuando esta sustancia se acumula en la sangre, esto puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares convirtiéndose en un tipo de trastorno de los lípidos. “Esta afección puede desarrollarse sola, con otros trastornos lipídicos como el colesterol alto en sangre o el colesterol HDL bajo, o como parte del síndrome metabólico”.

Por lo anterior, es fundamental conocer cuáles son las concentraciones de triglicéridos adecuadas y las que pueden aumentar el riesgo de patologías vasculares:

  • Saludables: Por debajo de 150 miligramos por decilitro (mg/dl) en adultos; por debajo de 90 mg/dl en niños y adolescentes (de 10 a 19 años)
  • Ligeramente altos: Entre 150 y 199 mg/dl
  • Altos: Entre 200 y 499 mg/dl
  • Muy altos: Por encima de 500 mg/dl
Cuando el cuerpo necesita energía, libera los triglicéridos | Foto: Getty Images

Antes de determinar estas tres últimas mediciones, es fundamental seguir el tratamiento indicado por el especialista en salud, que básicamente depende de una alimentación saludable. De hecho, la revista Mejor con Salud destaca las propiedades antioxidantes de la cañihua, una semilla rústica nativa del altiplano andino, que también se le conoce como cañihua, cañahua o kañiwa, y pertenece al mismo género de la quinoa.

Como tal, estas semillas se caracterizan principalmente por sus buenas cantidades de vitaminas del grupo B, sobre todo, vitamina B1, que es fundamental para el metabolismo de grasas y carbohidratos, ayudando a las células a convertirlos en energía y regulando los niveles de triglicéridos en el organismo. También aporta casi el doble de fósforo con respecto a la quinoa, además de 110 miligramos de calcio y hasta 13 de hierro por cada porción de 100 gramos.

Cañihua, una semilla rústica nativa del altiplano andino, que también se le conoce como cañihua, cañahua o kañiwa, y pertenece al mismo género de la quinoa. | Foto: cañihua

Este último mineral es indispensable para el cuerpo, dado que ayuda a prevenir una condición que afecta al sistema inmunitario como lo es la anemia, una afección que se desarrolla cuando la sangre produce una cantidad inferior a la normal de glóbulos rojos sanos. En caso de padecer este problema de salud, el cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno.

Además de estos nutrientes, las semillas de cañihua poseen aminoácidos, como la fenilalanina, “que aumentan los niveles de serotonina, aportando a un mejor estado de ánimo. Además, contiene lisina, otro aminoácido importante para el crecimiento y que no es producido por el organismo”.

¿Cómo consumir las semillas de cañihua?

La revista en mención explica que estas semillas se pueden obtener de muchas formas. En sus lugares de cultivo originario, se suele utilizar como grano tostado y molido; a partir del que se produce harina en olla de barro. Con la harina que se obtiene, se cocinan desde galletas hasta pesque.

“Cabe destacar que la conservación debe efectuarse en espacios frescos y sin humedad. Se recomienda consumirla hasta 18 meses después de su envasado”.

A continuación se detalla cómo incluir estas semillas en distintas preparaciones y momentos del día:

La anemia se puede tratar con modificaciones en el plan de alimentación. | Foto: Getty Images
  • Ensaladas: como semilla, también puede agregarse a salteados de verduras como el brócoli, la palta, el tomate y los champiñones.
  • Sopas y guisos: estas semillas se pueden incorporar a sopas y guisos de todo tipo.
  • Ensalada de frutas: la cañihua puede hasta incluirse en los postres, como las ensaladas de frutas con peras y manzanas.