La Fundación Española de la Nutrición (FEN) describe el maní -o cacahuate- como un fruto seco o una “semilla comestible de la planta leguminosa Arachis hypogaea, perteneciente a la familia de las fabáceas”.
Este fruto seco está compuesto de proteínas, ácidos grasos insaturados, fibra, fósforo, potasio, zinc, niacina, tiamina, folatos, vitamina E, entre otros. De ahí que la FEN señale en su informe que el maní al contener albúmina -proteína- y grasa puede compararse con la carne.
Por su parte, Tua Saúde explica que el maní tiene una propiedad antiinflamatoria con la capacidad de prevenir el desarrollo de alguna enfermedad cardiaca como la aterosclerosis, ya que sus nutrientes como la vitamina B y el omega-3 son favorables para el organismo.
Además, tiene un compuesto que se llama resveratrol que actúa como antioxidante evitando que los radicales libres dañen las células del cuerpo, por lo que también puede reducir el colesterol LDL que afecta las arterias, añade el medio.
Cabe recordar lo dicho por la Clínica Mayo a través de un informe publicado en su página oficial, donde apunta que los frutos secos son alimentos que se consideran saludables para el corazón.
No obstante, no descarta que un consumo excesivo pueda provocar un aumento de peso, por lo que sugiere “limitar” su ingesta porque aunque ”las investigaciones han demostrado que comer frutos secos de manera frecuente disminuye los niveles de inflamación relacionada con la enfermedad cardíaca y la diabetes”, también puede provocar gases intestinales, así lo confirma Montevideo Portal a través de un experto.
Lo anterior es porque, según se explica el sitio web, debido a que los frutos secos tienen taninos y fitatos estos inciden negativamente en la digestión que en algunos casos ocasionan diarrea.
Además, menciona que estos tipos de alimentos -incluido el maní- tienen oligosacárido que de acuerdo con la Real Academia Española (RAE) es un “hidrato de carbono formado por escaso número de monosacáridos” que al no tener un proceso en el intestino delgado, como la absorción, llegan al intestino grueso donde se podrían formar los gases, puntualiza el profesional de la salud.
¿Qué son los gases intestinales?
Si bien es cierto que los gases es aire acumulado en el tubo digestivo o el intestino, sus causas no solo responden al consumo de cierto tipo de comidas, sino más bien a hábitos que pueden provocarlos, como hablar mientras se come, beber líquidos con gas e incluso mascar chicle, asegura la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus.
Este tipo de gases cuando se expulsan por la boca se llama eructos; mientras que cuando salen por el ano, flatulencias, menciona el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK).
De ahí que, los alimentos que son ricos en fibra son los que más causan gases estomacales, porque ayudan al buen funcionamiento digestivo y contrarrestan problemas como el estreñimiento.
Aunque como se manifestó anteriormente, las causas pueden ser por hábitos, no se puede ignorar que algunas enfermedades pueden estar correlacionadas. No obstante, comúnmente los tratamientos se reducen a una modificación de planes alimenticios.
Incluso algunas otras afecciones como la enfermedad celíaca y la intolerancia a la lactosa generan gases y acumulación de heces en el intestino, dificultando una evacuación que resulta en una distensión abdominal producto del estreñimiento.
Por tanto, se recomienda consultar con un profesional de la salud para incluirlos (frutos secos) en un plan de alimentación balanceado, porque por ejemplo, el maní puede provocar una alergia alimentaria, que en algunos casos coloca en riesgo la vida de la persona. De ahí que sea importante siempre leer la etiqueta de cada producto que se consume.