En el mundo de hoy, en que cada vez hay más intervención de la ciencia y tecnología en la naturaleza, puede resultar sumamente difícil consumir alimentos que sean totalmente orgánicos. Frutas, verduras y carnes ya son procesadas en la industria antes de llegar a los hogares.

Lo anterior dificulta no solo el intento por establecer una dieta balanceada enfocada en lo natural, sino también la voluntad de prestar atención a los consejos de los médicos, quienes recomiendan más y más sustituir los tratamientos farmacológicos por alternativas de origen vegetal o animal, evitando los efectos negativos de lo sintético.

Las semillas son de gran aporte para el organismo. | Foto: &#169 Lew Robertson

Teniendo eso en cuenta, los profesionales de la salud colocan la alimentación como una gran prioridad en la lista de acciones para conseguir un buen desarrollo del organismo.

“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales”, indica la Organización Mundial de la Salud.

Y es que justo en la parte en que se refiere a la fibra dietética, sumado a lo que ya se ha comentado de la importancia de lo natural, aparecen alternativas que cumplen con ambos rasgos, que son las semillas.

“Las semillas son la base principal para el sustento humano. Son las depositarias del potencial genético de las especies agrícolas y sus variedades resultantes de la mejora continua y la selección a través del tiempo”, de acuerdo a lo que manifiesta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Las semillas le aportan diversos nutrientes al cuerpo. Son consideradas indispensables para la salud. | Foto: Getty Images

Así las cosas, dependiendo de la clase de semilla que sea, esta tendrá beneficios específicos para el cuerpo. Este es el caso de las semillas de calabaza, las cuales suelen desaprovecharse por el gran tamaño de las frutas que las contienen versus la pequeña medida que ellas poseen.

No obstante, por muchos años se ha reconocido el valor nutricional que tienen, destacándose en la medicina popular como base para remedios caseros que combatan el síndrome del colon irritable y el cáncer de próstata, pero tienen otros efectos.

Una de las ventajas más destacables es que, como todas las semillas, son una gran fuente de fibra. No en tanto, es clave tener en cuenta que pueden ser hasta tres veces más útiles en este sentido cuando se consumen sin cáscara.

Por esa condición, las semillas de calabaza son de gran aporte para facilitar el tránsito intestinal, evitar el dolor de estómago y permitir que se eviten situaciones como el estreñimiento o los gases.

Asimismo, es una concentración de numerosos fitoquímicos, principalmente de fitoesteroles, los cuales tienen que ver directamente con la reducción en los niveles de colesterol malo en la sangre.

Por otra parte, una de las sorpresas más grandes que ha arrojado los estudios que se le han hecho a las semillas de calabaza es la presencia en ellas de L-triptófano, que es un compuesto antidepresivo natural.

Las semillas de calabaza ayudan a la digestión. | Foto: Getty Images

Sin embargo, no es su única ayuda a la salud mental o emocional, debido a que también favorecen a la producción de las hormonas del sueño conocidas como serotonina.

Para su consumo se recomienda usar la semilla entera, colocarlas en una bandeja de horno, rociarlas con un spray para cocinar y asarlas hasta que su color se oscurezca ligeramente. Pueden utilizarse como infusiones o ingredientes para otras preparaciones.