La diabetes es una enfermedad crónica que se desarrolla cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o cuando el cuerpo no la usa óptimamente. Una característica muy común de esta afección es que se presentan niveles elevados de glucosa en la sangre. Esto puede causar otros daños en otras partes del cuerpo.

Esta enfermedad puede causar ceguera, insuficiencia renal, amputación de miembros y otras complicaciones de salud, que ponen en riesgo la vida de las personas.

“Los niveles altos de azúcar en la sangre pueden causar daños en los nervios, lo que se llama neuropatía diabética. Usted puede prevenir o desacelerar el avance de la enfermedad al mantener el nivel de azúcar en la sangre tan cerca de sus valores deseados como sea posible, y al mantener un estilo de vida saludable”, anota un documento de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Las cifras de esta enfermedad son preocupantes, según la Organización Mundial de la Salud. “Entre 2000 y 2016, las tasas de mortalidad prematura (esto es, antes de los 70 años de edad) por diabetes aumentaron en un 5%. En los países de renta alta, esta tasa de mortalidad disminuyó entre 2000 y 2010, pero luego repuntó entre ese año y 2016. En los países de renta baja o medianas, dicha tasa aumentó en ambos períodos”.

Algunas de las señales que pueden indicar esta enfermedad están las infecciones frecuentes en las encías o en la piel. Así mismo, se pueden formar parches en los pliegues del cuello, la axila o la ingle. Según destaca Medical News Today, esto puede significar un mayor riesgo de diabetes.

Con el paso del tiempo, “Las personas con diabetes pueden desarrollar piel tensa, gruesa y de aspecto ceroso en la epidermis, las manos y los dedos. Esto se debe a problemas circulatorios. A menudo comienza en las manos, pero puede extenderse a los brazos y la parte superior del cuerpo”, indica el portal médico.

Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica la educación y la investigación, menciona otros de los síntomas de la diabetes:

  • Aumento de la sed.
  • Micción frecuente.
  • Hambre extrema.
  • Pérdida de peso sin causa aparente.
  • Presencia de cetonas en la orina (las cetonas son un subproducto de la descomposición de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina disponible).
  • Fatiga.
  • Irritabilidad.
  • Visión borrosa.
  • Llagas que tardan en cicatrizar.

En el caso de los niños, para saber si un infante tiene diabetes tipo 1 es importante prestar atención a los siguientes síntomas:

  • Aumento de la sed.
  • Orina con frecuencia, posiblemente moja la cama, aún si se trata de un niño entrenado para ir al baño.
  • Hambre extrema.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Fatiga.
  • Irritabilidad o cambios de comportamiento.

La diabetes tipo 1 en los niños puede ser una condición de salud compleja de manejar. “El diagnóstico de la diabetes tipo 1 en los niños puede ser abrumador, especialmente al principio. De repente, tú y tu hijo (según su edad) deben aprender a aplicar inyecciones, contar los carbohidratos y controlar el nivel de glucosa en la sangre”, señala Mayo Clinic.

Respecto a la diabetes tipo 2, la entidad de salud explica que la enfermedad puede desarrollarse progresivamente sin que los síntomas sean tan evidentes. Por eso es importante realizar chequeos médicos regulares. Algunos de los síntomas que los niños pueden presentar incluyen:

  • Aumento de la sed.
  • Micción frecuente.
  • Aumento del hambre.
  • Fatiga.
  • Áreas oscuras en la piel, principalmente alrededor del cuello o en las axilas y en la ingle.
  • Pérdida de peso involuntaria, aunque es menos común en los niños con diabetes tipo 2 que en los niños con diabetes tipo 1.
  • Infecciones frecuentes.