Este sábado 25 de mayo, Alejandra Marisa Rodríguez quiere hacer historia. Hace poco fue elegida como Miss Buenos Aires, en gran medida ayudada por su innegable belleza física: rostro angelical, figura delgada y bien cuidada, piernas de infarto y unos ojos verdes y expresivos que contrastan con un cabello negrísimo.
Hasta el día en que fue coronada como la mujer más bella de la capital argentina, pocos conocían un detalle de su vida que hacía que su participación fuera verdaderamente extraordinaria: Alejandra tiene 60 años recién cumplidos. De coronarse Miss Universo Argentina 2024, sería, entonces, la primera reina nacional perteneciente a la tercera edad, en un país donde justamente desde ese momento de la vida una persona puede solicitar su jubilación.
Con la corona en las sienes, feliz de su hazaña, esta abogada y periodista, que abandonó los medios siendo muy joven para dedicarse a las leyes de lleno, confiesa que no esperaba que su elección causara “semejante repercusión” en su país y fuera de él, en tiempos en que los reinados de belleza parecen agonizar y no despertar el interés de la gran mayoría.
Pero su historia no ha dejado de inspirar decenas de titulares alrededor del mundo. Ya perdió la cuenta de cuántas entrevistas ha concedido desde su elección. “Algo totalmente nuevo para mí”, dice.
Porque así este 25 de mayo no termine como Miss Argentina, ella sabe bien que desde ya es una ganadora: “Este es el primer certamen en la historia que es inclusivo, en el que no importa la edad, las características físicas, las tallas, los pesos. Y eso lo hace realmente revolucionario”.
Y es cierto: desde la llegada de Anne Jakrajutatip, modelo y empresaria transgénero filipina que le compró la franquicia de Miss Universo al expresidente norteamericano Donald Trump, los parámetros con los que se mide a una reina de belleza se han transformado.
Lejos de los cánones que veneran la belleza joven y de perfectos 90-60-90, Miss Universo busca ser ahora más inclusivo y diverso. Por ello, eliminó el límite de edad para las participantes; hasta 2023, era solo para mujeres entre los 18 y los 28 años. Hoy el único requisito es ser mayor de 18. No importa si la concursante está casada, divorciada, con hijos o incluso embarazada. Todas caben.
De hecho, en la edición de Miss Universo de 2023, la representante por Colombia, Camila Avella, era una mujer casada, con una hija, y estuvo siempre entre las favoritas.
“Nunca soñé con ser reina”
Aunque muchos no lo crean, la de Alejandra, que compitió en Miss Buenos Aires con una concursante incluso mayor, de 75 años, no es una historia escrita en medio de reinados de belleza y pasarelas. “Esto nunca fue un sueño para mí”.
Hasta entonces, su única experiencia en ese sentido no pasaba de “un certamen del colegio, en la secundaria, algo muy barrial, donde terminé de primera princesa”.
“Siempre las chicas tenemos la fantasía de los certámenes de belleza, pero cuando yo era pequeña era muy tímida, jamás lo hubiera pensado, solo los veía por televisión en mi casa. Me alentaron para ser modelo, pero me daba timidez”, cuenta Alejandra, que se impuso entre otras 33 concursantes en Buenos Aires este año.
Entonces, estudió Derecho y no se lo creía cuando le decían que se había equivocado de oficio. Que debió ser modelo. Por eso, varias de sus compañeras de Miss Buenos Aires confesaron en distintos medios argentinos que muchas de ellas podían tener 40 años menos que su veterana contrincante, pero que nunca lograrían igualar su sabiduría e inteligencia. “Eso solo lo dan los años y te hacen más bella”, aseguró una de ellas.
Alejandra se toma esos halagos con mesura. Carga la sencillez como moneda suelta en los bolsillos, ríe con facilidad y hace ver fácil lo que a millones de mujeres les representa un enorme desafío diario: llegar bellas y en buena condición física a la sexta década de la vida.
“Creo que en parte se debe a una buena alimentación y a que hago ejercicio de manera regular, unas tres veces a la semana. Soy vegetariana, consumo frutas y verduras y en la dieta no incluyo azúcares ni harinas”, relata.
Reconoce que gran parte de su apariencia tiene que ver con la genética, “porque a mi madre nunca le ponían la edad que realmente tenía. También pesa tener siempre una buena actitud frente a la vida o asumir desafíos, como este que tengo ahora, de participar a mi edad en algo tan inusual como un certamen de belleza. Lo que pasa es que a medida que pasan los años uno comienza a ver la vida de manera diferente, con más serenidad”, asegura la bella abogada, que durante años se dedicó al derecho de familia y ahora es asesora legal de un hospital.
Asegura, igualmente, que la soltería y no tener hijos han sido otros “secretos de belleza”. La Miss Buenos Aires está divorciada desde hace algunos años y actualmente su corazón no tiene dueño. “Y eso también ayuda, el no tener ese tipo de preocupaciones”.
La verdad, confiesa, no tiene rutinas de belleza extremas: “Me cuido con la alimentación, me gusta comer muy sano. En lo posible, comer comida orgánica, sé que no es de fácil acceso, pero intento encontrarla, comida agroecológica por ahí se consigue un poco más fácil. Y uso cremas buenas desde que era muy chica”.
“Tenía el prejuicio de la edad”
Lo de presentarse a Miss Argentina lo hizo animada por su grupo de amigas, que veían con admiración cómo mujeres que se salen de la idea de la belleza tradicional se animaron a concursar. “En un momento dije: ¿por qué no? Me pareció interesante hacer algo diferente en esta etapa de mi vida. En esta edición nos inscribimos mujeres de entre 18 y más de 70 años. Y no había requisitos de talla, peso y altura. Es decir que fue un certamen totalmente inclusivo. Desde hacía tiempo que venía con ganas de hacer otra actividad. Una amiga también se presentó, me animé, lo hice y terminé siendo Miss Buenos Aires. Todavía no me lo creo. Y, bueno, aquí estoy, preparándome para este 25 de mayo”, relata Alejandra.
Aunque habla con mucha seguridad de esta experiencia de vida, confiesa que no fue fácil. “Es que yo también en algún momento de la vida tuve ese prejuicio de la edad en las mujeres. Al principio me daba como temor contar que me había inscrito en un concurso de belleza. Temía la reacción de la gente que me conocía desde siempre. ¡Es que toda la vida he sido una abogada! Pero no deja de sorprenderme gratamente cómo se lo tomaron en mi familia, cómo reaccionaron mis amigos y hasta los compañeros de trabajo. Nunca sentí ninguna discriminación”, comenta la reina.
Alejandra está segura de que se está inaugurando en una nueva etapa en “la que lo importante no es solo la belleza física, sino otro conjunto de valores”.
Además, su “participación envía un mensaje poderoso: la edad dejó de ser un límite, una limitante para las mujeres”, asegura la abogada argentina. “Mucha gente en las redes me ha dicho: ‘Sos una inspiración para cumplir mis sueños postergados’”.