Las vitaminas son sustancias claves para el cuerpo, ya que intervienen en diversos procesos para el buen funcionamiento del metabolismo. Participan en el desempeño celular y el crecimiento y desarrollo de las personas.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que existen dos tipos de estos nutrientes: liposolubles e hidrosolubles. Los primeros se almacenan en el hígado, el tejido graso y los músculos, y a este grupo corresponden las vitaminas A, D, E y K; mientras los segundos no se almacenan en el cuerpo e incluyen la C y todas las del grupo B.
El consumo regular de estas sustancias, que están presentes en cantidades pequeñas en los alimentos, es determinante para evitar el desarrollo de diversas afecciones en el organismo. Una de ellas, la B6, por ejemplo, que ayuda a prevenir el desarrollo de anemia y diabetes.
La anemia es una afección que se desarrolla cuando la sangre produce una cantidad inferior a la normal de glóbulos rojos sanos. Si una persona enfrenta este padecimiento, su cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno. La falta de oxígeno puede hacer que el paciente se sienta cansado o débil.
De igual forma, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, es posible que la persona presente dificultad para respirar, mareos, dolores de cabeza o latidos cardíacos irregulares. “La anemia leve es una afección frecuente y tratable que puede desarrollarse en cualquier persona. Es posible que ocurra repentinamente o con el paso del tiempo, y que sea causada por la dieta, los medicamentos u otra afección médica”, precisa la citada fuente.
La anemia también puede ser crónica, lo que significa que dura mucho tiempo y es posible que nunca desaparezca por completo. Algunos tipos de anemia se heredan y la más común es la que se presenta por deficiencia de hierro.
El consumo adecuado de vitamina B6, ayuda a prevenir el desarrollo de esta enfermedad, así como a mantener los niveles de glucosa en la sangre y prevenir que la persona padezca de diabetes, enfermedad que a largo plazo es posible que genere afectaciones en diversos órganos del cuerpo.
De acuerdo con los especialistas, las funciones más importantes de este nutriente son los siguientes:
- Ayuda a producir anticuerpos, que son necesarios para combatir muchos virus, infecciones y otras enfermedades.
- Mantiene la función neurológica normal.
- Descompone proteínas. Cuanto mayor sea el consumo de proteínas, mayor será la cantidad de vitamina B6 que la persona requiera.
- Mantiene el azúcar (glucosa) en la sangre en los rangos normales.
Esta vitamina puede obtenerse de estos alimentos:
- Atún y salmón
- Banano
- Legumbres (fríjoles secos)
- Carne de res y de cerdo
- Nueces
- Carne de aves
- Granos enteros y los cereales fortificados
- Garbanzos en lata
Si bien, de acuerdo con los especialistas, la falta de esta vitamina no es común, cuando se presenta puede ocasionar inconvenientes como confusión, depresión, irritabilidad, úlceras en la boca y la lengua también conocidas como glositis y neuropatía periférica. Las personas con disfunción renal, enfermedad hepática o dependencia al alcohol son las más propensas a enfrentar deficiencia.
La mejor manera de obtener los requerimientos diarios de vitaminas esenciales es consumir una dieta balanceada que contenga una variedad de alimentos, incluidos las frutas y las verduras, las cuales deben hacer parte de la dieta diaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ingesta de al menos 400 gramos diarios de este tipo de productos para garantizar el aporte de nutrientes al organismo.
Es clave ingerir frutas cítricas como naranjas y limones que no solo ayudan a prevenir el desarrollo de anemia, sino a controlar la glucosa. Estos alimentos son fuente de vitamina C, que es un nutriente esencial para la absorción de hierro en el organismo. También contienen importantes cantidades de fibra que ayuda a la absorción de azúcar. En la dieta tampoco deben faltar las ciruelas, las fresas, los melocotones y las manzanas, entre otras.