El colesterol HDL, o también llamado colesterol bueno, es el que recoge el exceso de colesterol en la sangre y lo lleva de vuelta al hígado, donde se descompone y se elimina del cuerpo, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
Además, indicó que los niveles más altos de colesterol HDL están asociados con un menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca.
De hecho, los tipos de colesterol son:
- Colesterol total: Cantidad total de colesterol en la sangre. Incluye ambos tipos: colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL, por su sigla en inglés) y colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL, por su sigla en inglés).
- Colesterol malo (LDL): El que se acumula en las arterias y las obstruye.
- Colesterol bueno (HDL): El que ayuda a eliminar el colesterol de las arterias.
- No-HDL: Este número es el colesterol total menos el colesterol bueno (HDL). El colesterol no-HDL incluye el colesterol malo (LDL) y otros tipos de colesterol, como la lipoproteína de muy baja densidad (VLDL).
Por ello, la entidad sin ánimo de lucro reveló que para elevar el colesterol bueno se puede consumir niacina (vitamina B3), pues en la investigación sobre el uso de la vitamina oral para tratar afecciones específicas, se ha demostrado que recetada se usa para aumentar el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL).
Respecto al consumo, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) señalaron que se encuentra naturalmente en muchos alimentos como:
- Alimentos de origen animal, como aves de corral, carne de res, de cerdo y pescado.
- Algunos tipos de nueces, legumbres y granos.
- Alimentos enriquecidos y fortificados, como muchos panes y cereales.
Ahora bien, es importante señalar que la cantidad que necesita cada persona depende de la edad y el sexo, pero en términos generales las recomendaciones son:
- Del nacimiento a los 6 meses de edad: 2 mg
- Bebés de 7 a 12 meses de edad: 4 mg NE
- Niños de 1 a 3 años de edad: 6 mg NE
- Niños de 4 a 8 años de edad: 8 mg NE
- Niños de 9 a 13 años de edad: 12 mg NE
- Adolescentes hombres de 14 a 18 años de edad: 16 mg NE
- Adolescentes niñas de 14 a 18 años de edad: 14 mg NE
- Hombres adultos mayores de 19 años de edad: 16 mg NE
- Mujeres adultos mayores de 19 años de edad: 14 mg NE
- Mujeres y adolescentes embarazadas: 18 mg NE
- Mujeres y adolescentes en período de lactancia: 17 mg NE
De hecho, Mayo Clinic, reveló que cuando se toma por vía oral en cantidades adecuadas, la niacina parece ser segura.
Sin embargo, las dosis altas de niacina disponibles con receta médica pueden provocar lo siguiente:
- Enrojecimiento intenso de la piel combinado con mareos.
- Latidos cardíacos rápidos.
- Picazón.
- Náuseas y vómitos.
- Dolor abdominal.
- Diarrea.
- Gota.
- Daño hepático.
- Diabetes.
“Es más probable que se sufran efectos secundarios graves si se toman entre 2.000 y 6.000 mg de niacina por día”, agregó la entidad sin ánimo de lucro.
De otro lado, si no se obtiene suficiente niacina o triptófano de los alimentos que se consumen, se puede desarrollar deficiencia de niacina y la deficiencia grave de niacina causa una enfermedad conocida como pelagra que es poco común en los países desarrollados, pero puede tener los siguientes efectos:
- Piel áspera que se vuelve roja o marrón en el sol.
- Una lengua roja brillante.
- Vómito, estreñimiento o diarrea.
- Depresión.
- Cansancio extremo.
- Comportamiento agresivo, paranoico o suicida.
- Alucinaciones, apatía, pérdida de memoria.
No obstante, algunas personas tienen más inconvenientes que otras para obtener suficiente niacina como, por ejemplo:
- Personas desnutridas con el sida, con problemas por consumo de alcohol, anorexia, enfermedad intestinal inflamatoria o cirrosis hepática.
- Personas cuya dieta tiene muy poco hierro, riboflavina o vitamina B6; estos nutrientes son necesarios para convertir el triptófano en niacina.
- Personas con enfermedad de Hartnup, un trastorno genético raro.
- Personas con síndrome carcinoide, una afección en la que se desarrollan tumores de crecimiento lento en el tracto gastrointestinal.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y, por ello, lo primero que se debe de hacer es consultar a un experto de la salud, para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.