El cuerpo humano se caracteriza por ser una máquina de precisión, motivo por el cual se necesita de una gran cantidad de energía. No obstante, las personas sedentarias están sujetas a generar cansancio y fatiga.
De acuerdo con el portal Vitaminas Leo Tron, la actividad física ayuda a la segregación de neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, las cuales mejoran el estadio de ánimo y el rendimiento físico intelectual.
Otros hábitos saludables, como, por ejemplo, un buen desayuno también son indispensables para evitar la fatiga y el cansancio. Mantenerse hidratado o iniciar el día con un buen baño de luz natural.
Sin embargo, si se necesita de un impulso extra, las personas pueden recurrir a las vitaminas, entre ellas la B2, B5, B6, B12 y C. Es importante mencionar que los requerimientos vitamínicos varían según la edad, el sexo y las determinadas actividades. El magnesio y el hierro permite la disminución del cansancio y la fatiga.
- Vitamina B1: La tiamina contribuye al metabolismo energético y al funcionamiento del sistema nervioso.
- Vitamina B6: Según el mencionado portal, la piridoxina disminuye el cansancio y la fatiga. Asimismo, contribuye al metabolismo energético normal y al sistema nervioso.
- Vitamina B9: El ácido fólico contribuye al buen funcionamiento normal del sistema inmunitario, es decir, que disminuye la fatiga.
- Vitamina B5: El ácido pantoténico contribuye al metabolismo energético normal, razón por la cual disminuye el cansancio.
Es importante mencionar que antes de realizar algún cambio, se recomienda consultar con un profesional de la salud.
La potente vitamina que actúa como ‘fuente de la juventud’
Si hay algo que no se puede cambiar en esta vida es el paso del tiempo. Por más que se quiera este avanza y no hay forma que detenerlo. Lo único que se puede hacer es disfrutar y vivir cada segundo y saber que no se puede volver atrás.
Por esto, los hábitos que se tengan a lo largo de los años se vuelven cruciales para le bienestar y la calidad de vida que se tenga en los años venideros.
Es decir, si se tuvo una vida sana en la que se evitaron los excesos, se come saludable, se hace actividad física, se duermen las horas recomendadas es posible que el desgaste sea menor en comparación a los que no fueron tan saludables.
Existe una leyenda que asegura que en algún lugar del planeta existe una fuente de la brota agua que tiene místicos poderes que hacen que cualquiera que se beba o se bañe en ellas tendrá el anhelado tesoro de la eterna juventud.
Aunque muchos la han buscado, lo cierto es que no ha dejado de ser leyenda. Mientras tanto hay ciertas “fuentes de la juventud” que se pueden adquirir sin tener que irse en una expedición en busca de la fuente.
Una de estas es sin lugar a dudas es la vitamina E. De acuerdo con la enciclopedia anteriormente citada, esta es “una vitamina liposoluble. Su cuerpo almacena vitamina E en el tejido graso y en el hígado”.
Entre sus beneficios para el organismo aparecen:
- “Es un antioxidante. Eso significa que protege el tejido corporal del daño causado por sustancias llamadas radicales libres. Los radicales libres pueden dañar células, tejidos y órganos. Se cree que juegan un papel en ciertas afecciones relacionadas con el envejecimiento”.
- “Ayuda a formar glóbulos rojos y ensancha los vasos sanguíneos para evitar que la sangre se coagule dentro de ellos”.
- “Ayuda al cuerpo a utilizar la vitamina K”.
- “Las células también usan la vitamina E para interactuar entre sí. Les ayuda a llevar a cabo muchas funciones importantes”.
Debido a su alto contenido de antioxidantes, se vuelve un gran aliado para prevenir los signos de la edad en el cuerpo. Además, promueve la elasticidad de la piel y la el envejecimiento celular.