Algunas complicaciones médicas relacionadas al sistema cardiovascular conllevan a un síntoma particular, el cual puede parecer grave, pero es posible controlarlo con la alimentación. ¿De qué se trata?
Pacientes con cardiopatías congénitas u otras complicaciones requieren seguir un tratamiento con medicamentos coagulantes para reducir el riesgo de sufrir un ataque cardiaco. Sin embargo, la reacción no es la misma en todos los pacientes y, en cambio, la circulación termina siendo obstruida.
Como tal, la culpa no necesariamente radica en los fármacos, sino que todo parte del estado de salud del organismo. Para evitar esto, es posible reemplazar los medicamentos por coagulantes naturales que no implican un riesgo por efectos contraindicados. Al contrario, son igual de efectivos.
Cuando los pacientes tienen cardiopatía, un efecto consecuente a esta enfermedad es la falta de vitamina K, lo cual termina siendo la raíz del problema con respecto a la coagulación de la sangre.
A partir de la información expuesta por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las vitaminas son sustancias vitales para el organismo, las cuales son obtenidas por medio de la alimentación o bajo la ingesta regulada. No obstante, las enfermedades generan que su absorción sea menor, conllevando así a una deficiencia vitamínica.
Para el caso del sangrado interno ocasionado por cardiopatías, la baja cantidad de vitamina K es la responsable, por el hecho que es la encargada de impedir que la sangre salga del torrente con facilidad. Si bien gran parte de las bacterias presentes en el organismo producen este nutriente, siempre es crucial alimentarse correctamente para gozar de niveles óptimos.
Los síntomas consecuentes a un sangrado por deficiencia vitamínica son:
- Aparición de moretones, especialmente en la cabeza.
- Sangrado frecuente por la nariz.
- Piel pálida.
- Tono amarillo en los párpados.
- Heces con sangre, demasiado negras o pegajosas.
- Vómito con sangre.
- Irritabilidad, convulsiones, sueño exceso y vómitos constantes.
En ese orden de ideas, el sangrado por deficiencia de vitamina K ocurre cuando las personas no paran de sangran, así sea por una mínima lesión tanto a nivel externo como interno. Cuando tiene lugar adentro del cuerpo, puede ser difícil notarlo y de mayor gravedad, por el hecho que compromete a los tejidos internos.
La deficiencia grave de vitamina K puede provocar hematomas (moretones) y problemas de sangrado debido a que la coagulación de la sangre es más lenta. Adicionalmente, la fuerza de los huesos se verá perjudicada y así aumentará el riesgo de padecer osteoporosis.
El cuerpo necesita la vitamina K para producir ciertas proteínas en el hígado que hacen que la sangre se coagule. Estas proteínas se denominan factores de coagulación. Sin esta vitamina, el hígado no podría producir los factores de coagulación II, VII, IX y X, y la sangre no coagularía.
Para obtener naturalmente grandes cantidades de esta vitamina, lo mejor es agregar determinados a la dieta. Por ejemplo, los expertos de Medline Plus señalan que las hortalizas de hoja verde (col, espinaca, nabos, col rizada, acelga, mostaza, perejil y lechuga romana) son una de las fuentes más destacadas de esta vitamina.
Asimismo, el consumo de otras verduras, como coles de Bruselas, brócoli, coliflor y repollo; son beneficiosas para obtener vitamina K. La obtención no solo radica en las verduras, dado que también se encuentra en pescado, hígado, carne de res, huevos y cereales.
Una alternativa a los alimentos tiene que ver con la inyección de vitamina K. No obstante, estas solo pueden ser aplicadas por especialistas de salud y está permitida para casos extremos en los que la comida por si misma no sea efectiva.