Las vitaminas son un grupo de sustancias necesarias para el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo normales de las personas. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que existen dos tipos: liposolubles e hidrosolubles.
Las liposolubles se almacenan en el hígado, el tejido graso y los músculos, y son la A, D, E y K; mientras las otras no se almacenan en el cuerpo e incluyen la vitamina C y todas las del grupo B.
En total, son 13 vitaminas claves para que el cuerpo funcione apropiadamente y la mejor forma de obtenerlas es consumiendo una dieta equilibrada con alimentos variados y de diferentes colores (verde, rojo, naranja y amarillo).
Una de las más importantes es la A. Este nutriente es clave para tener una visión normal, para fortalecer el sistema inmunitario, tiene incidencia en la reproducción, además de que participa en el crecimiento y el desarrollo, precisan los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Esta vitamina también ayuda al buen funcionamiento del corazón, los pulmones y otros órganos. “Los carotenoides son pigmentos que les dan el color amarillo, anaranjado y rojo a las frutas y las verduras. El cuerpo humano está en capacidad de transformar algunos carotenoides en vitamina A”, precisa la citada fuente.
Buena para los huesos
Esta vitamina, también llamada retinol o antixeroftálmica, participa en los procesos de crecimiento y desarrollo óseo. Según el portal El Médico Interactivo, es esencial para el mantenimiento de la estructura y el funcionamiento de las membranas de todas las células del organismo.
Al respecto, la Biblioteca Nacional de Medicina asegura que este nutriente es clave en la formación y el fortalecimiento de tejidos blandos y óseos, así como de los dientes.
Por otro lado, ayuda a cuidar la salud de la piel. El portal de estilo de vida unCOMO asegura que cuenta con un alto poder cicatrizante, proporciona una mayor suavidad en la piel y permite el refuerzo de las defensas naturales, actuando contra los radicales libres.
Saludable para la piel
Es un nutriente que tiene propiedades antioxidantes, facilita la cicatrización, ayuda a hidratar la piel y previene el envejecimiento prematuro. Se caracteriza porque fomenta la síntesis de colágeno, por lo que es ideal para las heridas cutáneas. Actúa como desinfectante y cicatrizante natural.
De igual forma, señala el mencionado sitio web, el ácido retinoico, la forma activa del retinol en la piel, es el encargado de regular la queratogénesis, que ayuda a mantenerla tersa, húmeda y fresca. El déficit de esta vitamina puede producir sequedad y picazón.
Un beneficio más para la piel es que ayuda a prevenir la aparición temprana de arrugas y signos de expresión. “Las diferentes formas de vitamina A son capaces de estimular la renovación de la piel a través de una mejor síntesis de colágeno, combatiendo las arrugas y las manchas oscuras”, precisa unCOMO.
Vitamina A para la visión
De igual forma, esta vitamina favorece la buena visión, especialmente ante la luz tenue, particularmente en la noche. La Academia Americana de Oftalmología asegura que este nutriente tiene un rol muy importante en la visión. Explica que para ver todo el espectro de luz, el ojo tiene que producir ciertos pigmentos para que la retina funcione correctamente.
La deficiencia de vitamina A impide la producción de estos pigmentos, lo que ocasiona ceguera nocturna. El ojo también necesita vitamina A para nutrir otras partes, como la córnea. Sin suficiente cantidad de esta vitamina, estos órganos no pueden producir suficiente humedad para mantenerse debidamente lubricados.
De acuerdo con la mencionada fuente, la deficiencia de vitamina A es la principal causa de ceguera evitable en los niños en el mundo. Se calcula que entre 250.000 y 500.000 menores se quedan ciegos cada año debido a una deficiencia de este nutriente.
Alimentos que la contienen
La vitamina A se encuentra tanto en alimentos de origen vegetal como animal. Estos son los más importantes:
- Hígado de res y otras vísceras (estos tienen alto contenido de grasa y colesterol, así que se debe limitar la cantidad que se consume)
- Algunos tipos de pescado como arenque, salmón y aceite de hígado de bacalao
- Huevos
- Productos lácteos como queso y leche fortificada
- Cereales para el desayuno fortificados
- Frutas y verduras de color naranja y amarillo, como zanahorias, patatas dulces, mangos y melón
- Brócoli, espinaca y la mayoría de los vegetales de hoja verde oscuro