Una reciente investigación señaló que para controlar la presión arterial en niveles estándares, se requiere consumir una vitamina en especial, la cual se encarga de impedir el desarrollo de la hipertensión.

Con base en la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se habla de hipertensión cuando una persona tiene una presión arterial superior al promedio, es decir, siendo mayor a 140/90 mmHg. Es un problema frecuente que puede ser grave si no se trata.

Los expertos señalan que hay ciertos factores de riesgo que aumentan la probabilidad para que las personas padezcan esta enfermedad, las cuales son: edad avanzada, causas genéticas, sobrepeso, obesidad, falta de actividad física, alimentarse excesivamente de sal y beber alcohol sin regulación.

El sobrepeso influye negativamente en la presión arterial. | Foto: Getty Images

Los cambios de hábitos, tales como tomar alimentos más saludables, dejar de fumar y practicar más actividad física; pueden ayudar a reducir la tensión arterial, aunque algunas personas pueden necesitar medicamentos.

Para entender la tensión arterial, se necesita tener en cuenta dos conceptos clave. El primero es la tensión sistólica, la cual corresponde al momento en el que el corazón se contrae o lata durante la circulación. Por otro lado, la tensión diastólica hace referencia a la presión ejercida sobre los vasos sanguíneos durante los latidos del corazón.

Cuando se necesita establecer el diagnóstico de hipertensión se han de tomar mediciones dos días distintos y en ambas lecturas la tensión sistólica ha de ser superior o igual a 140 mmHg y la diastólica superior o igual a 90 mmHg.

Entre los factores de riesgo modificables figuran las dietas malsanas (consumo excesivo de sal, dietas ricas en grasas saturadas y grasas trans e ingesta insuficiente de frutas y hortalizas), la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol y el sobrepeso o la obesidad.

El exceso de sal conlleva al desregular la presión arterial. | Foto: El País

Por otro lado, existen factores de riesgo no modificables, como los antecedentes familiares de hipertensión, la edad superior a los 65 años y la concurrencia de otras enfermedades (diabetes o nefropatías).

Una manera de controlar la presión arterial es adoptando mejores hábitos alimenticios. La razón radica en que la absorción de nutrientes influye en el funcionamiento del torrente sanguíneo. Es por eso que el estudio ‘La vitamina E puede reducir la presión arterial en hipertensos leves’ señala que la falta vitamínica es una de las razones para padecer hipertensión.

Los autores de la investigación fueron expertos de la Unidad de Hipertensión del Centro de Investigación Cardiovascular de Isfahan. Como tal, emplearon un método llamado sistema tripe ciego controlado con placebo para dar con el hallazgo de la vitamina E en relación con la presión arterial.

Se tomaron en cuenta a 70 personas con hipertensión leve y otros sin hipertensión secundaria. De igual forma, fueron pacientes entre 20 a 60 años, lo cual permitió tener resultados más eficaces en torno a la edad.

La vitamina E ayuda a controlar la presión arterial. | Foto: Semana

La presión arterial y la frecuencia cardíaca se midieron al comienzo, durante y al final del estudio. A la par, los investigadores estudiaron al detalle los hábitos alimenticios de los participantes, los cuales tuvieron relevancia en los resultados.

Por otro lado, algunas personas recibieron una dosis de vitamina E. La conclusión fue que estos participantes experimentaron una mejoría considerable en la regulación de su presión arterial. En cambio, las personas que no recibieron este tratamiento, sino una dosis de placebo; se mantuvieron en mediciones altas.

En ese orden de ideas, los efectos de la vitamina E son los siguientes: En primer lugar, es antioxidante, lo cual ayuda a proteger el tejido corporal del daño causado por los radicales libres. Estos microorganismos afectan las células, tejidos y órganos, entre los cuales están los vasos sanguíneos.

La vitamina E también influye en el sistema inmunológico, manteniéndolo fuerte ante virus y bacterias. Por otro lado, contribuye en la formación de glóbulos rojos, generando así que la coagulación sea eficiente.