El sistema nervioso desempeña un rol en prácticamente todos los aspectos de la salud y el bienestar. Está compuesto por dos divisiones, cada una de las cuales contiene miles de millones de neuronas. El sistema nervioso central está compuesto por el cerebro y la médula espinal.
En cambio, el sistema nervioso periférico está compuesto por todos los nervios que se ramifican desde la médula espinal y se extienden a todas las partes del cuerpo. Ambas partes de este sistema transmiten señales entre el cerebro y el resto del cuerpo, incluidos los órganos internos.
Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), el sistema nervioso guía las actividades diarias como despertarse; las actividades automáticas como respirar; y los procesos complejos como pensar, leer, recordar y sentir emociones.
Este sistema también controla el crecimiento y desarrollo del cerebro, los sentidos como el tacto y la audición, la percepción, los pensamientos y emociones, el aprendizaje y la memoria, el sueño, la coordinación el envejecimiento, la temperatura corporal, el hambre, la sed, la digestión, entre otras funciones del cuerpo.
Por lo anterior, mantener el sistema nervioso en óptimas condiciones es fundamental para un estado óptimo de la salud. Para ello, es necesario consumir vitaminas del complejo B, sobre todo, vitamina B12.
Esta se considera una vitamina hidrosoluble (se disuelve en agua) y, al igual que las otras vitaminas del complejo B, es importante para el metabolismo de proteínas. También ayuda a la formación de glóbulos rojos en la sangre y al mantenimiento del sistema nervioso central.
Así mismo, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, asegura que “la vitamina B12 y otras vitaminas B desempeñan un papel relevante en la producción de sustancias químicas del cerebro que afectan el estado de ánimo y otras funciones cerebrales”.
La vitamina B12 se encuentra naturalmente en alimentos de origen animal, como pescado, carne, aves, huevos, leche y productos lácteos. Medline Plus, web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explica que son pocos los alimentos de origen vegetal que contienen este nutriente.
Asimismo, esta se encuentra en los suplementos multivitamínicos y multiminerales, en suplementos del complejo B y en otros que solo contienen vitamina B12 y suele presentarse en una forma denominada cianocobalamina.
Cuando no se consume suficiente vitamina B12, es posible que la persona se sienta cansada o débil. Estos son síntomas de la anemia megaloblástica, que es característica de la deficiencia de vitamina B12.
Además, es posible que la persona tenga la piel pálida, palpitaciones, pérdida del apetito, pérdida de peso e infertilidad. Las manos y los pies podrían presentar adormecimiento u hormigueo, lo cual es un signo de problemas de los nervios.
Otros síntomas de la deficiencia de vitamina B12 son problemas de equilibrio, depresión, confusión, demencia, mala memoria y ulceraciones en la boca o la lengua.
El INH indicó que el consumo de vitamina B12 dependerá de la edad. Las recomendaciones son:
- Bebés hasta los 6 meses: 0,4 mcg
- Bebés de 7 a 12 meses: 0,5 mcg
- Niños de 1 a 3 años: 0,9 mcg
- Niños de 4 a 8 años: 1,2 mcg
- Niños de 9 a 13 años: 1,8 mcg
- Adultos: 2,4 mcg
- Mujeres y adolescentes embarazadas: 2,6 mcg
- Mujeres y adolescentes en período de lactancia: 2,8 mcg
Sobre cada cuánto es recomendable tomar vitamina B12, el Centro de Información online de Medicamentos Autorizados (Cima), de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), indicó que, “en prevención y tratamiento de deficiencia de vitamina B12 se recomienda en general: una cápsula al día durante ocho semanas y una cápsula a la semana como dosis de mantenimiento”.