Una alimentación rica en nutrientes y vitaminas son necesarios para el completo funcionamiento del organismo, con el fin de poder desarrollar adecuadamente las actividades diarias y cotidianas; así como fortalecer y estimular el desarrollo del organismo a través del tiempo. Cada una de ellas cumple una serie de funciones específicas para tener buena salud y una de las mejores formas de obtenerlas es a través de una alimentación equilibrada donde no falten las frutas, verduras y grasas saludables.
Incluso, en algunas ocasiones, las personas optan por suplementarse para poder tener las vitaminas suficientes para el buen desarrollo de las funciones de cada órgano. Uno de ellos es con el consumo del complejo B, un elemento que acumula ocho vitaminas del grupo B y que su principal beneficio es el brindar aumento de la energía celular.
A su vez, son supremamente importantes para el buen funcionamiento del organismo, ya que, según el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana, ayudan a regular el metabolismo, regeneran los tejidos, permiten procesos de desintoxicación y purificación del organismo y son esenciales para la creación de glóbulos rojos.
Las vitaminas de este grupo se obtienen de productos como pescado, pollo, carne de res, huevos y lácteos; así mismo, están presentes en vegetales de hojas verdes, frijoles y cereales. Sin embargo, en el mercado existen algunos suplementos, los cuales deben ser ingeridos bajo orientación de un especialista, con el objetivo de orientar al paciente sobre cómo, cuándo y por cuánto tiempo debería ser consumido.
Dentro del complejo B existen varios tipos de vitaminas que son necesarias para el organismo, como la B1 o tiamina; B2 o riboflavina; B3 o niacina llamada ácido nicotínico y nicotianamina; B5 o ácido pantoténico; B6 o fosfato piridoxal; B7 o biotina; B9, folato o ácido fólico; y B12 o cobalamina.
El portal de salud Normon señaló que las vitaminas B1, B6 y B12 “pueden reducir significativamente la gravedad y duración del dolor neuropático (dolor en la zona de los nervios lesionados que puede describirse como un hormigueo o quemazón que se potencia al roce, pudiendo irradiar a las extremidades y alterar la sensibilidad, que no cede con reposo)”.
Asimismo, según la evidencia hasta el momento, reseñado por la fuente citada, el uso combinado de las vitaminas del grupo B, entre ellas la B1, B6 y B12, tienen un efecto adyuvante analgésico en el dolor mixto –en el que participan diferentes causas–, específicamente en el dolor lumbar y otras alteraciones musculoesqueléticas.
Por su parte, según relata el portal Farmacia Ecoceutics, “Las vitaminas del complejo B son varias, siendo la tiamina (B1), la piridoxina (B6) y la cianocobalamina (B12) las que tienen cierta evidencia a su favor para el uso en dolor de espalda.” Esto se debe a que podrían estar ayudando a la regeneración de nervios que estarían dañados, por lo que el dolor estaría reducido por la estabilización de la conducción nerviosa, entre otros factores que ayudarían a controlar y disminuir el dolor de espalda gracias al consumo de vitaminas B.
No obstante, los diferentes estudios que se han realizado no han contado con una amplia cantidad de personas, ni se han realizado durante un lapso de tiempo largo, por lo que sus resultados podrían variar y no podrían considerarse un tratamiento establecido para el dolor de espalda. Cabe mencionar que, la vitamina B12 es un componente vital para la formación de los glóbulos rojos en la médula ósea.
Síntomas en el cuerpo ante la carencia de estas vitaminas
Como son múltiples las vitaminas del grupo B, hay algunos síntomas que se asocian con deficiencia de algunas de ellas. Según Rinat Ratner, nutricionista, magíster en nutrición Clínica del INTA, Universidad de Chile y directora de Nutrición y Dietética UDD, estos pueden ser:
- Vitamina B1: cansancio, debilidad muscular, dificultad para caminar, pérdida de la sensibilidad o hinchazón de las extremidades inferiores, hormigueo, falta de apetito o vómitos, pérdida de memoria, deficiencias cognitivas, confusión mental, dificultades con el habla, irritabilidad, apatía, temblores, movimientos extraños de los ojos e incremento de la frecuencia cardíaca, dificultad para respirar, palpitaciones, dolor abdominal, dolor de pecho.
- Vitamina B6: alteraciones del sistema nervioso: confusión, trastornos de la concentración, estado de ánimo depresivo y calambres; debilidad del sistema inmunológico; alteraciones digestivas, trastornos hepáticos, anemia, convulsiones, fatiga; alteraciones inflamatorias de la piel (dermatitis), de la lengua (glositis) y de la mucosa bucal (estomatitis), y pérdida del apetito, diarrea y vómitos.
- Vitamina B12: problemas de memoria, confusión mental; fatiga, falta de energía y cambios de estado de ánimo; debilidad muscular y hormigueo en las extremidades; mareos, desmayos, problemas de equilibrio; dolor en el pecho o dificultad para respirar; frío y entumecimiento; lentitud de reflejos o disminución de la función del sistema nervioso; palidez o color amarillento de la piel, y dolor en la boca o en la lengua.