Una patología que afecta principalmente el sistema nervioso es la esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmunitaria que afecta el cerebro y la médula espinal. De acuerdo con Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, esta afección puede afectar más a las mujeres que a los hombres y el trastorno se diagnostica con mayor frecuencia entre los 20 y 40 años de edad.
Respecto a su sintomatología, los signos pueden variar mucho en los distintos pacientes y dependen de la ubicación y la gravedad del daño a la fibra nerviosa en el sistema nervioso central. Sin embargo, estos son los síntomas más comunes:
- Entumecimiento o debilidad en una o más extremidades que se produce comúnmente en un lado del cuerpo a la vez
- Hormigueo
- Sensaciones de choques eléctricos que se producen con ciertos movimientos del cuello, en especial, al inclinarlo hacia adelante (signo de Lhermitte)
- Falta de coordinación
- Marcha inestable o incapacidad para caminar
- Pérdida de la visión parcial o completa, por lo general en un ojo a la vez, a menudo con dolor al mover el ojo
- Visión doble prolongada
- Visión borrosa
- Vértigo
- Problemas con la función sexual, los intestinos y la vejiga
- Fatiga
- Habla arrastrada
- Problemas cognitivos
- Trastornos del ánimo
Aunque la esclerosis múltiple no tiene cura, existen tratamientos que ayudan a acelerar la recuperación de las crisis, cambiar el curso de la enfermedad y controlar los síntomas. Adicional a ello, una forma efectiva de disminuir el riesgo de tenerla es consumiendo suplementos vitamínicos que ayuden a potencializar la salud de todos los sistemas del organismo.
De hecho, la revista Mejor con Salud aconseja el consumo de vitamina D, la cual está involucrada en muchas funciones, pero su déficit se relaciona con alteraciones musculoesqueléticas. Incluso, actualmente se han encontrado receptores nucleares de vitamina D en diversas células. Este hallazgo corrobora su implicancia en otros ámbitos corporales.
“Uno de esos sitios donde hay receptores de vitamina D es el sistema nervioso central. Por ello se considera que esta molécula tiene efectos a este nivel”, indica la revista.
Por otra parte, su consumo se ha asociado a funciones en la regulación del sistema inmunitario. En cuanto a la esclerosis múltiple, esta patología posee un componente autoinmune que es el que desencadena el proceso inflamatorio causante del daño en la mielina. Por ello, algunas investigaciones recomiendan suplementar con vitamina D a los pacientes con esclerosis múltiple. “Aunque de momento no se ha clarificado la dosis más aconsejable, ya que ni siquiera existe un consenso sobre cuál es la concentración sanguínea ideal en la población general”.
Ahora bien, para las mujeres embarazadas, el déficit de vitamina D para la vida intrauterina estaría relacionado con un aumento del riesgo de EM para el feto. De esta manera, lo ideal es incluir la vitamina D dentro de los suplementos utilizados durante la gestación, como medida preventiva, sería algo a considerar en las guías de seguimiento de las mujeres gestantes.
Alimentos ricos en vitamina D
El portal web Cuídate Plus, da a conocer algunas fuentes alimenticias ricas en este poderoso nutriente:
- Pescados grasos frescos y en conserva.
- Huevos
- Crustáceos y moluscos
- Lácteos y derivados. En cuanto a estos alimentos, los productos enteros tienen un mayor contenido en la grasa de vitamina D que es eliminada para producir los semidesnatados o desnatados.
¿Qué pasa si se consume en exceso la vitamina D?
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) revelaron que las concentraciones demasiado elevadas de vitamina D en la sangre (superiores a 375 nmol/L o 150 ng/mL) pueden causar náuseas, vómitos, debilidad muscular, confusión, dolor, pérdida del apetito, deshidratación, micción y sed excesivas y cálculos renales.
Asimismo, puntualizaron que las concentraciones sumamente elevadas de vitamina D pueden causar insuficiencia real, arritmia y hasta la muerte.
Adicional, indicaron que los niveles elevados de vitamina D se deben casi siempre a su consumo en cantidades excesivas a través de suplementos dietéticos, pues nunca se recibirá demasiada vitamina D del sol, porque la piel limita la cantidad de esta vitamina que puede producir.
De hecho, los NIH señalaron que las dos formas de vitamina D disponibles en suplementos son D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol) y ambas aumentan la concentración de vitamina D en la sangre, aunque la D3 podría elevarla más y por más tiempo que la D2.