Muchos creen que descansar es simplemente acostarse en una hamaca y dejar que el tiempo pase. Sin embargo, hacer la pausa es mucho más complicado debido a la angustia que produce en la gente sentir que está perdiendo tiempo valioso o que va a ser vista como perezosa. Lo contrario –estar ocupados, estresados y en un permanente corre corre– se ha vuelto un símbolo de estatus. Por eso, hay un preocupante déficit de descanso, como lo demostró un famoso estudio conocido como Rest test (la prueba del descanso), en el que participaron 18.000 personas de 135 países. El trabajo evidenció que gracias a los teléfonos inteligentes, dos tercios de los participantes “se sienten disponibles, en guardia, con la certeza de que aun en vacaciones su descanso podrá ser interrumpido por cualquier persona en cualquier momento”, dice la psicóloga Claudia Hammond, quien participó en el estudio.
Ante ese panorama la experta escribió el libro The Art of Rest, en el que explica por qué descansar se volvió un arte complicado en el mundo moderno. A pesar de este hecho y con base en estudios clínicos, señala cuáles son las diez actividades que más ofrecen ese merecido descanso. Relajarse no es tan fácil Antes de entrar en materia, Hammond explica que descansar no es lo mismo que dormir. El reposo, según ella, es cualquier actividad que implique relajación durante la vigilia y puede ser algo que requiera de cierto esfuerzo como caminar o meditar, o permanecer sedentario como sentarse en una silla y dejar volar la imaginación. En lo que sí se parecen dormir y relajarse es en sus beneficios, pues ambos son igual de importantes para la salud física y mental. Estudios científicos dicen que con las debidas pausas diarias las personas toman mejores decisiones, tienen menos riesgo de depresión, presentan una mejora en la memoria y mayor protección frente a virus y gripas.
La base de su libro es el estudio de marras en el que los participantes, además, hicieron una selección de las formas más eficientes de descanso. Hammond se dedicó por dos años a establecer la evidencia científica para demostrar por qué leer, caminar y no hacer nada están entre las diez primeras actividades. No obstante, llaman la atención todas las que no lograron entrar en el corte: la jardinería, pasear a la mascota, pasar tiempo en las redes sociales o con amigos y familiares. Para Hammond, las actividades más relajantes son aquellas que la gente hace a solas. “Parece que cuando uno reposa lo que quiere es escapar de otra gente”. Aunque el listado va de mayor a menor, algunas personas sentirán más calma practicando la número 10 que la número 1. Lo cierto es que en este decálogo la mayoría encontrará la solución para un descanso verdadero. 1. Leer Es divertido, fácil y barato. Los libros educan, dan de qué hablar, pero sobre todo son una compañía incondicional. También ayudan a conocer otros puntos de vista y comprender sentimientos y pensamientos ajenos, al tiempo que permiten abstraerse de la realidad. “Usamos los mismos procesos psicológicos para entender la ficción y las situaciones reales. La ficción no es solo un simulador de experiencias sociales, sino que es una experiencia social”, dice Giovanni Frazzetto, autor de Cómo sentimos. 2. Pasar tiempo en la naturaleza Hay evidencia científica de que la gente encuentra el equilibrio cuando camina entre árboles o paisajes naturales. Esto promueve la relajación, fortalece la autoestima y genera una mayor apreciación del cuerpo. Sin embargo, aún no se sabe por qué esa conexión es tan benéfica para el descanso. Muchos creen que la cercanía a los árboles hace que la gente libere sus cargas psicológicas e incluso encuentre solución allí a sus problemas. Se sabe que caminar ya es una de las actividades más provechosas para la salud mental, pero parece ser que es mejor en esos espacios naturales que en un gimnasio o en una calle. De hecho, la evidencia indica que los parques y senderos creados por los humanos son mejores que aquellos contextos naturales salvajes, y que hay más calma cuando se camina en paisajes repetitivos, como un sendero de árboles. 3. Estar solo Una de las sorpresas de la encuesta fue encontrar que la gente descansa más consigo misma que en compañía de familiares y amigos. Un estudio hecho en 1997 encontró que los jóvenes que pasan tiempo a solas tienen experiencias positivas con la soledad en el futuro. Según la autora, esto se debe a que en soledad la gente aclara la mente, se enfoca y piensa con mayor profundidad. Pero con la soledad no hay que exagerar. Solo basta un par de horas para obtener el beneficio.
4. Escuchar música Algunos estudios han revelado que la música hace sentir a las personas una gama de emociones. Pero lo más importante es su capacidad para introducir al individuo en un estado mayor de actividad. El trabajo mostró que la hostilidad, la irritabilidad y el estrés disminuyen luego de que la música suena y que el efecto mayor es el aumento de la capacidad de inspiración. 5. No hacer nada Aunque es una de las que más ayudan al reposo es la que menos se practica por la idea errada de que esto equivale a perder el tiempo. Muchos, de hecho, cuando no están haciendo nada usualmente se sienten sin rumbo. Además porque no es una actividad en sí, sino un ejercicio de sedentarismo. Sin embargo, los estudios señalan que en estos momentos de inactividad total la mente da vía libre a los momentos eureka. El cerebro depende de este tiempo de inactividad para cargar baterías, procesar información y reforzar aprendizajes. Por eso hay que combatir esa idea de que no hacer nada es una pérdida de tiempo. 6. Una buena caminata Caminar es un ejercicio fácil, de bajo impacto, que se adapta al horario de la persona. Además se puede hacer en muchas partes, incluida la oficina. Los estudios señalan que cuando la gente camina el cuerpo se relaja y “envía señales de calma a la mente que ayudarán a reducir la tensión”. Este tipo de ejercicio, además, eleva el nivel de hormonas como las endorfinas que reducen el cortisol y la adrenalina, precursores del estrés. 7. Un baño caliente De acuerdo a estudios, un baño en la tina con agua caliente aumenta el flujo de sangre, lo que reduce dolores así como la rigidez de los músculos y articulaciones. Esto implica una mente y un cuerpo más relajados. En un día muy estresante, dice Hammond, nada mejor que meterse en la tina. 8. Soñar despierto La ciencia dice que la gente pasa tanto tiempo dormido como soñando despierto. El problema es que esto último es mal visto porque se relaciona con falta de atención. Sin embargo, el estado natural de la mente es deambular, lo que permite el surgimiento de pensamientos que no están atados al ambiente externo del momento ni a lo que está haciendo. Esta actividad mental está asociada a mayor creatividad y a mejor planeación y solución de problemas. 9. Ver televisión Los neurocientíficos señalan que cuando la gente está frente a un televisor, las zonas que desarrollan las altas funciones cerebrales como la neocorteza se apagan, pero la corteza visual se estimula. Esto hace que el cerebro quede en un estado de descanso, pues aunque las neuronas siguen activas, la mente no está muy comprometida con dicha actividad. En cierto modo no está descansando cien por ciento, pero tampoco está trabajando a toda su potencia. Eso explicaría ese noveno lugar. 10. Meditar Descansar el cuerpo es imposible cuando la mente no se calma. Por eso es importante que cuando la persona quiera relajarse totalmente, también lo haga con la mente. Una de las maneras de lograrlo es con meditación tipo Mindfulness, a la cual Hammond define como poner atención en una manera particular, en el momento presente y sin juicios. “Solo cancelar el teléfono y el televisor en estas sesiones ya provee un gran descanso”, concluye Hammond.