Con la llegada de la adultez, los estragos de la vejez tienden a ser más notables a medida que pasan los años. En consecuencia, algunos órganos pierden vitalidad y pueden verse afectados en su funcionamiento.
Para mantener el cuerpo sano y fuerte después de los 50 años, es necesario adoptar ciertos consejos y rutinas para impedir que la vejez tome fuerza. En ese orden de ideas, los expertos de la Asociación de Personas Retiradas (AARP) apuntaron cuáles son los cuatro órganos a los que hay que prestarle atención en el segundo tramo de la vida.
Los primeros son los ojos. Puede que en la juventud se goce de una vista envidiable, pero los años vienen con factura. Cuando se llega a la llamada mitad de la vida, los expertos recomiendan acudir con frecuencia al oftalmólogo para vigilar los ojos e impedir el desarrollo de trastornos.
Cuando los ojos experimentan la degeneración macular consecuente con la vejez, los órganos empezarán a desenfocarse y, por ende, la visión central empezará a deteriorarse. Al mismo tiempo, el glaucoma dañará el nervio óptimo, poniendo en riesgo el correcto funcionamiento de la visión periférica.
Además de realizarse chequeos frecuentes, una recomendación es evitar malos hábitos, tales como el tabaquismo. Fumar a esa edad aumenta el riesgo de enfermedades oculares, por lo que hacer caso omiso a este hábito ayuda a retardar la degeneración macular. En cambio, se debe reemplazar el tabaco por vitaminas y nutrientes indispensables para las personas.
Con la mínima presencia de pérdida de visión, se recomienda consumir alimentos altos en ácidos grasos omega-3, conservar una correcta higiene en los párpados y humectar con gotas especiales la zona.
Por otro lado, la salud bucal es igual de fundamental al pasar las cinco décadas. Los especialistas señalan que, con más creces, no se debe bajar la guardia en el cuidado de los dientes, debido a que la vulnerabilidad es mayor.
A medida que las personas envejecen, su recesión gingival y pérdida ósea se desprende de la raíz, lo cual hace que los tejidos se deterioren con facilidad. En ese orden de ideas, las capas de esmalte externo no cubren en su totalidad la zona y así las bacterias tendrán vía libre.
Después de esa edad, la producción de saliva se baja, por lo que la descomposición de los alimentos en la masticación es más compleja, dado que hay menor presencia de ácidos. Para conservarlos en óptimas condiciones durante esa edad, es importante redoblar esfuerzos en la higiene bucal.
Los pies son el tercer órgano afectado en gran medida por la edad. La fuerza empleada para caminar se vuelve más grande con el paso de los años, por lo que las anomalías en las extremidades conllevan dificultades motrices. La forma en la que esta situación se exterioriza radica en el desarrollo de juanetes, malformaciones óseas.
Para mitigar eso, es importante utilizar calzado de buen soporte para darle protección a los pies y así impedir problemas de arco, dolor de talón y tendinitis de Aquiles. Las tres condiciones mencionadas son las más comunes en adultos mayores de 50 años.
La cuarta zona afectada corresponde a los órganos que competen la parte pélvica. En pocas palabras son el cóccix, intestinos, vejiga, útero, rodillas, cadera, próstata y cadera.
Por un lado, es importante cuidar la alimentación para que los órganos no se deterioren a causa de la oxidación consecuente con la edad. Fortalecer los músculos es importante para darle seguridad al soporte de la cadera y así no se pierda la movilidad en el torso.