Estas semillas se destacan por actuar como un complemento eficaz a la hora de prevenir el desarrollo cancerígeno o ayudar a los tratamientos relacionados con la quimioterapia.
Aparte de los avances de la ciencia, la naturaleza también proporciona alternativas que permiten impedir el desarrollo de ciertas patologías o enfermedades. Es por ello que la alimentación juega un papel importante, debido a que es la manera para obtener nutrientes de forma normal.
Los expertos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos señalan que el cáncer es una enfermedad en la que las células relacionadas con esta condición se multiplican sin filtro y diseminan por todo el cuerpo.
Es posible que el cáncer comience en cualquier parte del cuerpo humano, formado por billones de células. En condiciones normales, las células humanas se forman y se multiplican (mediante un proceso que se llama división celular) para formar células nuevas a medida que el cuerpo las necesita.
Normalmente, las células, al envejecerse o dañarse, mueren para darle entrada a otras nuevas. Sin embargo, al tener cáncer este proceso no se sigue correctamente, sino que esas células deterioradas se multiplican en vez de eliminarse. El resultado es la formación de tumores en los tejidos, los cuales pueden terminar siendo cancerosos.
Estos bultos formados en cualquier parte del cuerpo pueden invadir otras zonas y tejidos cercanos. Es por ello que un tumor puede desprenderse hacia otro sitio y formar más bultos. Como tal, estas protuberancias tienden a ser sólidas, salvo los de leucemia (cáncer en la sangre), debido a que estos no forman esa clase de tumores.
A diferencia de los tumores benignos, los cancerosos pueden volver luego de ser extirpados. Adicionalmente, pueden ser de un tamaño grande, generando así que las complicaciones de salud sean mayores.
Las células cancerosas se distinguen de las normales por las siguientes causas:
- Se originan sin recibir la señal de deberse formar. Es decir, aparecen sin aviso.
- No responden a las señales de dejar de multiplicarse, sino que son autónomas en ese sentido.
- Pueden invadir áreas cercanas u otras áreas del cuerpo. Esto no lo hacen las normales.
- Hacen que los vasos sanguíneos crezcan en dirección a los tumores, llevándoles oxígeno y nutrientes a los tumores. Es por ello que se vuelven difíciles para desechar.
- Las células cancerosas se esconden del sistema inmunitario, impidiendo su destrucción normal al engañar al organismo.
- Se incorporan a los cambios en los cromosomas.
- Las células cancerosas dependen de nutrientes que son distintos a los que necesitan las células normales.
Como se mencionó anteriormente, la alimentación es un gran aliado a la hora de evitar o acompañar el tratamiento relacionado con el cáncer. Con base a la información de Mejor con Salud, las semillas son una gran apuesta para esto.
En primer lugar, las semillas de manzana son altamente recomendadas, dado que son capaces de impedir el crecimiento de células malignas relacionadas con el cáncer, especialmente en el desarrollo de tumores en el colon, pulmones, próstata, páncreas, mama y estómago.
Estas semillas se destacan por contar con fitoquímicos que retardan el crecimiento de células muertas. Además, destruye los microorganismos daños, por lo que le da vía libre al ingreso de células renovadas.
Por otro lado, las semillas de uva son una buena opción, en especial porque este alimento es rico en antioxidantes, bioflavonoides y B2G2; este último es un compuesto encargado de hacerle frente a las células cancerosas.
Los expertos aseguran que este producto afecta el desarrollo de las células muertas, por el hecho que altera el ADN a través del incremento de especies de oxígeno reactivas. También disminuyen las vías que permiten su reparación, lo que podría disminuir el crecimiento de los tumores malignos hasta un 67%.
Una semilla recomendada es la de lino, debido a que este producto cuenta con un gran contenido de lignanos, compuestos vitales para la acción anticancerígena. Su efecto es principalmente notable en el cáncer de mama.
Este ingrediente, que se hizo popular hace algunos años, tiene el poder de promover la apoptosis de las células tumorosas y al mismo tiempo inhibe la angiogénesis, lo que podría ayudar a evitar la metástasis.
Por último, la cuarta semilla recomendada para impedir el desarrollo son las de damasco. Este alimento cuenta con contenido importante de vitamina B17, la cual se destaca por ser anticancerígena.
No solo es buena para prevenir la aparición de esta enfermedad, sino que es beneficiosa para los pacientes que padecen cáncer. Para consumirlas, es necesario romper el cascarón para ingerir solo la semilla presente en su interior.