Las enfermedades vasculares son todas aquellas que afectan a los vasos sanguíneos, arterias y venas, y que terminan incidiendo en algunos otros órganos vitales como el cerebro, riñones e incluso las extremidades inferiores.
De hecho, de acuerdo con las Guías Vasculares Globales -iniciativa liderada por cirujanos vasculares de todo el mundo-, los expertos concluyen que este tipo de patologías son un problema de prevalencia creciente y de aumento de los costos de atención de salud.
En días pasados se desarrolló, precisamente, el Congreso Colombiano de Cirugía Vascular y Angiología, espacio desde donde la comunidad médica reiteró su mensaje de prevención sobre la Enfermedad Arterial Oclusiva Periférica (EAOP), debido a su incremento en pacientes y costos en el país y en el mundo.
De acuerdo con el doctor Guillermo Garelli, referente en Cirugía Vascular en Latinoamérica e invitado al evento, “la forma más peligrosa de EAOP, es la Isquemia Crónica, que en los pacientes avanzados tiene como consecuencia la amputación de las extremidades y representa una emergencia vascular mayor. Por ello es imprescindible tener un diagnóstico temprano y el tratamiento eficaz, crucial para prevenir resultados fatales”.
La isquemia crónica es una enfermedad altamente mórbida, con mortalidad significativa, pérdida de extremidades, dolor y disminución de la calidad de vida. Las cifras de amputación por esta afección varían entre el 12,1 % y el 67,3 % en los pacientes más críticos.
En Colombia, la prevalencia de la isquemia ha incrementado en más de 28,7 %, convirtiéndose en un problema de salud pública.
A propósito, un estudio reciente en Estados Unidos refleja que hay una tasa de amputación al año de 15 al 20 %, y de mortalidad también anual de 15 a 40 %, lo que ha aumentado los costos en la salud en el territorio y la región.
Enfermedad arterial periférica
Otra de las afecciones en esta categoría que pueden tornarse graves en algunos casos es la enfermedad arterial periférica, que en la mayoría de personas no presenta síntomas, lo que la convierte en una patología silenciosa.
Algunos de los signos de alerta que se pueden dar cuando alguien contrae esta afección son: dolor, entumecimiento, molestia o pesadez en los músculos de las piernas.
Asimismo, el pulso débil o ausente en piernas o pies, heridas o llagas en los dedos de los pies, pies o piernas que tardan en sanar, no sanan o sanan mal, color pálido o azulado de la piel, una temperatura más baja en una de las piernas comparada a la otra y el poco crecimiento de las uñas de los pies, pueden indicar la presencia de esta patología.
En algunos casos de hombres diabéticos se puede presentar disfunción eréctil, y es necesario que la persona acuda a un especialista.
Los tratamientos preventivos de la enfermedad, si es diagnosticada a tiempo, se orientan hacía la modificación del estilo de vida. Entre las recomendaciones está dejar de fumar -si se hace-, tener un adecuado control de la diabetes, controlar la hipertensión arterial, los lípidos (colesterol y triglicéridos), evitar el sobrepeso y tener una rutina de ejercicios.